Wir sind Europemeister, wir sind Weltmeister, wir trinken Jägermeister


Vivir un mundial de futbol es algo que alegra a cualquiera, sobre todo este año que España es actual campeona de Europa. Pero si a eso se le añade el hecho de estar en otro país la emoción está más que asegurada. Y es que la diferencia es notable. Ya había estado viendo los dos primeros partidos en Sevilla, que el ambiente tampoco estaba nada mal, sobre todo por el hecho de volver a tomar unas cervezas en El Patio. De allí, además de un buen rato, también me lleve un gorro de España de Ale, que celebraría conmigo el mundial en Berlín.

En Alemania las sensaciones cambian, no es simplemente ver un partido de futbol de tu selección nacional, es también defender a tu país. Así lo hicimos en todos los partidos, empezando por Chile, que decidiría la clasificación para octavos de final. Estuvimos en el Kulturbrauerei, concentración de españoles, unos cien posiblemente. Tras clasificación se desató la euforia, pero también la mirada a la historia ¿Conseguiremos pasar de cuartos de final?

La siguiente ronda tocó con Portugal, enfrentamiento directo con nuestros vecinos y amigos portugueses, que no quisieron ver el partido juntos. Nosotros estuvimos en la Fan Mille, in Strasse der 17 Juli. Un recinto espectacular, lleno de pantallas gigantes a lo largo de la avenida que cruza todo el Tiergarten. No hubo tanto ambiente como el anterior eliminatoria, ya que era un lugar mucho más amplio, pero el calor español se hacía notar igualmente, hasta que explotó con el pitido final: nuevamente llegábamos a nuestra tradicional cita con los cuartos. Esta vez contra Paraguay.

Para esta ocasión nos trasladamos al Bar 24. El calor asfixiante, de unos 38º, pedía a gritos un baño en la pequeña piscina del bar, un lugar ideal para la previa del partido, donde había instalada una grada desmontable que apuntaba a la gran pantalla, a modo de cine. Naturalmente, la sección española la más animada. Previamente ya se había clasificado Alemania, que sería nuestro hipotético siguiente rival, por lo que los alemanes empezaron a tomarnos un poco de respeto e incluso apoyaban a Paraguay. Su gozo en un pozo. Final del partido: rompemos la historia, conseguimos un pase a semifinales y contra Alemania, y viviré el partido en la capital germana. Sin palabras.

Para esta ocasión había que prepararlo todo cuidadosamente. Estábamos en terreno hostil, así que debíamos hacernos fuertes. Ya desde días antes intentamos movilizarnos. Habíamos quedado para hacer la previa del partido en la East Side Gallery. El fragmento de muro sería un buen testigo para nuestro inicio. Finalmente nos juntamos pocos, pero quien no se ausentó fue la Deutsche Welle, una cadena de radiotelevisión que nos hizo un pequeño reportaje, ni mi megáfono, especialmente comprado para la ocasión. Desde allí, ya con más gente, nos dirigimos a Warschauerstr, aunque allí finalmente tuvimos que separarnos, pues había ya mucha gente. Algunos estuvimos en Suicide Circus, junto con más españoles que nos habíamos ido encontrando por la calle y se unían a nuestros canticos sin pausa. Megáfono, vuvucela, gargantas...cada cual aportaba su granito de arena para que a aquella explosión de colores tuviera su correspondiente animación.

Fue un partido muy tenso, muy nervioso, pero teníamos más confianza que los alemanes, que poco a poco se iban apagando. Un español nunca se rinde, hasta el final empujando, perdiendo la voz, hasta aquel minuto final en el que pudimos decir sin miedo “wir haben gewinen noch einmal”. Y por primera vez en la historia España jugaría una final del campeonato del mundo de futbol.

Para este definitivo partido repetimos escenario, el calor volvía a apretar y la piscina del Bar24 era lo más adecuado para desquitarse. O no. Casualmente, ese día la piscina la cerraba a las 18.30, pero en cuanto entramos el primer grupo de españoles, en torno a las 18.00, decidieron cerrarla de inmediato. Tampoco me dejaron entrar con mi megáfono, que se quedo en la puerta, mientras dejaban pasar a holandeses con vuvucelas. Menudos resentidos son los alemanes.

Me negué a consumir nada allí, así que salimos al Rewe de Ostbahnhof a comprar unas cervezas y tomárnosla fuera, seguido de un remojón en la manguera de autolavado de una gasolinera. Si el partido de semifinales fue tenso y nervioso este lo fue más si cabe. Animábamos como siempre, pero en nuestras caras se notaba esa extraña sensación y ansias por salir victoriosos de nuestra cita con la historia.

En el descanso ya no aguataba más con al vuvucela holandesa en mi oreja, por lo que decidí salir a rescatar mi megáfono. Me acompaño Luis, como si de una cruzada se tratara. Tras dar una vuelta a la manzana jugando al despiste, lancé mi juguetito por encima de la valla del bar, hasta caer a la arena del campo de vóley playa. Jugada perfecta para comenzar una segunda parte de infarto, hasta llegar a la prórroga.

Unos segundos de silencio al pitar el final, pero inmediatamente reaccionamos, habíamos llegado hasta ahí, no podíamos apagarnos ahora. Nuevamente nos levantamos entre cánticos de todo tipo ya sin pausa hasta que Iniesta hizo desatar la locura en la grada. Ahora sí, estábamos cada vez mas cerca, hasta que finalmente el ansiado pitido hizo mezclar lágrimas, emoción, ilusión, recuerdos...un todo difícil de explicar, pero con un escueto resumen: somos campeones del mundo.

Al grito de “campeones, campeones!”, megáfono en alto para que los porteros que anteriormente me lo habían negado lo vieran bien, salimos del bar buscando un plan nocturno. En primer lugar nos dirigimos a Alexanderplatz, comenzando la celebración bailando y cantando en el Sbahn, hasta tal punto que la gente se cambiaba de vagón, nos huían. Éramos treinta o cuarenta los que llenábamos la fuente, mientras que Luis subió a todo lo alto para coronar a Neptuno con la bandera de los campeones. Empezábamos ya la retirada hacia otro lugar, pero manadas de españoles comenzaron a llegar espontáneamente, llenando por completo la fuente y alrededores. Calculo que al menos seríamos unos trescientos, hasta que finalmente la policía llegó a disolvernos.

Volvimos al Sbahn, nuevamente bailando de punta a punta, hasta llegar a Warschauerstr para darnos cita con más españoles. Allí estaban de fiesta también, junto a una pequeña orquesta que se había unido improvisadamente a la celebración y que nos estuvo animando durante toda la noche hasta que poco a fuimos cayendo.

Un final apoteósico para unas semanas increíbles.

Y todavía quedaba algo más. Jordi y Vicente habían preparado con canticos y guitarra la canción de “Viva España”, con letra en alemán, para acabar de dar el espectáculo en la última clase de alemán, idea que gustó mucho a alumnos y profesores.

Y caer mil veces mas, y levantarse de nuevo


Poco a poco los problemas han ido solucionándose y todo vuelve a la normalidad, al menos en parte. Lo primero fue el portátil. El mio no pude arreglarlo, pero gracias a Ana le encontré solución. Como ella se vuelve a Sevilla esta semana, me ha dejado aquí el suyo, ya que allí no lo va a necesitar. En un miniportátil, pero suficiente para sobrevivir el tiempo que me queda aquí, y como tampoco necesitare usar ninguna aplicación especialmente potente pues me hará un buen apaño.

Una de las cosas que me iba a solucionar el portátil era la búsqueda de piso, pero realmente le he puesto poco empeño a ese tema. Me había preocupado más de buscar mil posibles soluciones para quedarme viviendo donde estaba, pero siempre había un pero por parte de mis compañeras de piso. Por si acaso, ya tenía un plan B: como Marcos estaba viviendo con Laura podía alquilarle la habitación de la residencia que tenía hasta final de mes.

No es la mejor opción, puesto que notaré el cambio de no vivir en el centro, pero tampoco esta excesivamente lejos. En cuanto al piso, comparto con un camerunés que suele pasar poco tiempo en casa y con un ruso que realmente ya no vive aquí. Por mi parte, yo tampoco voy a pasar demasiado tiempo en casa, ya que tengo que seguir estudiando y normalmente saldré de casa por la mañana para ir a clase o directamente para pasar el día en la biblioteca y volver a casa por la noche.

Mas lejos quedan los pocos días de Agosto que todavía me quedarán en Berlín, puesto que ya me he comprado el billete de vuelta a España. Me había marcado el día 10 como fecha tope para volver, puesto que el 14 debo estar en Sanlucar para una boda de plata y una boda de oro. Finalmente volveré exactamente el día 10, que era de las mejores opciones que tenía para bajar, económicamente hablando. Eso si, vuelo a Málaga, pero como mis padres están de vacaciones podrán ir a recogerme sin problema.

Sobre exámenes, sigo a la espera de las demás evaluaciones. De momento ya hemos entregado el proyecto de Tecnische Informatik 2, y que quizás tengamos que exponer la semana que viene. Seguiremos pues estudiando.

Novedades en Berlín


Mi vuelta a Berlín coincidió con la noche de San Juan. Aunque fuera Berlín, no era una noche cualquiera, ya que los demás españoles se habían encargado de preparar algo especial, sobre todo las gallegas, de modo que nada más aterrizar, me informé de los planes mientras iba a casa a cambiarme para salir.

Al llegar ya me encontré con la primera sorpresa: una chica dormía en el salón y, según me dijo, se quedaba para una semana. Sin mas explicaciones, pues yo también andaba con prisas, me marché, pensando que sería alguna amiga de mis compañeros de piso.

Llegué al parque donde estaba todo el mundo, pasando por la mismísima boca del lobo hasta llegar a lo mas alto de la pequeña colina, donde Luisa recitaba el conjuro para la queimada, pues había pasado la medianoche. También estaba ya preparada la hoguera, alrededor de la cual pasamos la noche hasta el temprano amanecer.

Ya en casa, al día siguiente, Berlín me da la bienvenida, al reencontrarme con mi compañera de piso me sorprende con un supuesto problema con la inmobiliaria por el que tengo que dejar el piso a final de mes. Al parecer el piso es para tres personas y realmente es como si viviéramos cuatro, los tres que están en el contrato principal y yo, ya que Mónica vive realmente en casa del novio.

Tenía entonces solo una semana para buscar piso, en medio de un periodo complicado por exámenes y trabajos. Además no era el único contratiempo. Para colmo se me ha estropeado el portátil, por lo que la búsqueda se hace mas complicada.

El asunto exámenes tampoco pinta mucho mejor. Pretendía haber hecho ASP2 a distancia, pero mis coordinadores de aquí no podían atenderme en la fecha y hora señalados, por lo que tendrá que quedar para septiembre. Además, el intento de registrarme para el examen de Computer Graphics quedó solo en intento, al parecer solo podía haberme registrado hasta quince días antes del examen, cuando mi profesor me había avisado de la fecha precisamente quince días antes, por lo que no había tenido tiempo material para hacerlo dentro de plazo.

Pues estas son las noticias que me encontré al volver a Berlín, veremos como salir adelante.

Un día en Milán


Esta vez, la vuelta a Berlín ha tenido una escala de mayor duración que otras veces. Esta vez viajaba con Ryanair para ahorrar un poco, a cambio de hacer escala en Milán con una escala de 8 horas. Además el aeropuerto está en Bergamo, ciudad que ya conocía de haber hecho otra escala, así que decidí visitar a Juan, que todavía estaba allí. Más barato, pero con mas incertidumbre con el equipaje. En cabina me permiten llevar un solo bulto, cuyas dimensiones si cumplía, de hasta 10kg, pero mi maleta era de 12,5kg. No obstante, en caso de que me la pesaran, llevaba preparado un pantalón corto con cosas en los bolsillos para ponérmelo en caso de emergencia. Con eso conseguía ahorrarme los 2,5kg de sobrepeso

Llegue en torno a las 11 de la mañana, con tiempo de coger el siguiente bus y llegar a la estación central donde Juan o Cristina, su compañera de piso me recogerían, ya que él tenía un examen esa mañana y no sabía si le daría tiempo.

Si le dio tiempo. Al bajar del bus allí estaban los dos para llevarme a su casa a soltar las cosas. Inmediatamente volvimos a salir dirección al centro, andando, paseando por las lujosas tiendas mientras Juan me explicaba el estilo de vida milanes. Todo lujoso, todos super elegantes, guardando siempre las formas...absolutamente nada que ver con Berlín. Con decir que entrar en las tiendas forma parte del atractivo de la ciudad es suficiente. En una de ellas, ya en la plaza del Duomo, nos pusieron el gol de España del día anterior en 3D.

Allí a la salida habíamos quedado con Cris para almorzar y seguir dando una vuelta con ella. Estuvimos por la zona centro, por la galería de Victorio Manuel, la Scala y alguna tienda más. Había una muy peculiar donde todos los trabajadores eran modelos, ellos y ellas, y al entrar te podías hacer una foto con quien estuviera en la puerta. Aunque casi siempre había un chico.

Por la tarde estuvimos en Il Castelo, con muy buen ambiente y un parque magnífico donde nos tiramos un rato hasta que cayó el sol, que ya nos fuimos para casa, algo cansado. Allí, cena de buenísima pizza Italiana, partido de Argentina y mañana será otro día.

Esa mañana, mientras Juan hacía otro examen, yo me fuí al museo Da Vinci, del cual me habían hablado muy bien, y realmente fue muy interesante, aunque había varias salas cerradas que le restaban bastante contenido. Luego, ya a mediodía, fui nuevamente al centro, a la aventura, callejeando por donde me iba pareciendo interesante, siempre en dirección al Duomo, ya que todavía tenía pendiente subir a las cubiertas de la catedral. Espectacular, tanto la catedral en si como las vistas desde allí arriba. Finalmente, antes de volver a casa, otro rato relajado en il Castelo.

Milán se acababa, Berlín se acercaba. Ya había dejado la maleta prácticamente preparada la noche anterior, solo me quedaba ultimar todo un poco, preparar el equipaje de emergencia por si me hacían pesar el equipaje, pero no hubo ningún problema al llegar al aeropuerto. Allí coincidí con Marcos, que también volvía a Berlín después de hacer exámenes. Además conocimos a un chico italiano que estuvo de Erasmus en Santander, que iba a pasar unos días en Berlín y cuya hermana va de Erasmus a Sevilla el año que viene.

Un vuelo entretenido, después de un agradable día en Milán antes de volver al día a día berlinés, exámenes incluidos.

Pequeño paréntesis en Sevilla


Las obligaciones siempre mandan, y en esta ocasión han sido los exámenes los que me han hecho venir a pasar unos días a Sevilla. Realmente, tras 5 meses consecutivos en Berlín, la Ciudad Patria y su gente se echan de menos, así que el viaje fue cuidadosamente preparado para aprovecharlo y saciar muchos de los asuntos pendientes.

Lo primero, nada más llegar, cena familiar con pescaito frito, mucho pescado, del bueno, que en Alemania solo he comido pescado congelado. También gambas, y Cruzcampo, que se note donde estoy. Y de momento poco más, que quedan tres intensos días de estudio.

Como siempre, las horas de biblioteca también sirven para reencontrarse con mucha gente, cada con sus historias y sus exámenes, esta época es lo que tiene...Por mi parte, los exámenes los tuve el lunes y miércoles, de ARC2 y TPBN. El primero pienso que bien, el segundo mal, ahora solo queda esperar esperar resultados.

Empiezan ahora unos días de libertad, pero con muchas cosas que hacer. De momento, nada más salir del último examen, y ver el final de la vergonzosa derrota de España ante Suiza, cervecitas en El Salvador, que estaba apuntado en mi lista de cosas por hacer en Sevilla, reencontrándome con más gente.

Al día siguiente, por la mañana, carretera camino de Torreblascopedro a visitar a los abuelos, visita corta, solo una noche allí y volver a Sevilla, ya que para el fin de semana tenía mas planes. De hecho, fue llegar el viernes al mediodía a Sevilla y después de comer irme a Sanlucar a disfrutar también de la playa con mis amigos.

Por primera vez no ha sido un fin de semana de comer pastas y comidas por el estilo. Comenzamos por cenar doradas a la sal y gambones a plancha, para que Sanlucar haga gala de su pescado. El sábado fue día de playa, en Montijo, con la inesperada llegada de Ale al mediodía. Que gustazo volver a disfrutar de la arena y el agua del mar.

Por la tarde en casa, tras una remota esperanza de acabar victoriosos, estuvimos viendo el intento fallido de que el Betis subiera a primera división. Pero como todo apuntaba, no fue posible, así que para quitarnos las penas nos fuimos a la Barbiana a comer langostinos y tortillitas de camarones, y después fiesta en el chalet de Julia. Una gran noche de las que hacía mucho tiempo que no disfrutaba, y además en España.

El domingo nuevamente a Sevilla. Algunos trabajaban, otros no, pero yo el lunes era mi último día antes de volver a Berlín. El día lo gasté en preparar todas mis cosas, cuidadosamente pesadas, almorzar con la familia, a modo de despedida, y luego ver España con los amigos. Esta vez si ganamos, por lo que tras el partido, y después de despedirme de los abuelos, salimos a tomar algo a celebrarlo.

Acabamos en el bar Berlín, un sitio muy apropiado para un par de cervezas horas antes de volver a la que seguirá siendo mi ciudad por un mes y medio mas: Berlín.

En plena época de estudio


Junio ha llegado, y con ello se acerca el fin de curso. Aquí en Berlín todavía quedan dos meses, pero en Sevilla ya empieza la recta final. Aunque parezca broma, ha sido ahora cuando he conseguido arreglar todos los papeles del Learning Agreement, con algunos cambios que conllevan también cambios en la matricula de la Universidad de Sevilla.

El problema ha sido que para realizar esos cambios tuve que mandar una instancia al director de la escuela para que me permitiera modificar la matricula fuera de plazo. La respuesta, finalmente fue positiva, pero con mucho retraso, ya que la persona encargada de tramitarla estaba de baja. Por otra parte, mi coordinadora había aceptado los cambios que yo le había propuesto, así que definitivamente he firmado todos los papeles y ya puedo llevarlos a Sevilla cuando vaya a hacer los exámenes.

Toca por tanto pasar días de biblioteca. Berlín también me tiene ocupado, las asignaturas de aquí y sus practicas también empiezan a complicarse, además de un proyecto para una de ellas.

Debido a este proyecto, que hago con Xavi, hemos conocido también a Beni, el tercer compañero de grupo. Es el alemán con el que mas trato estoy teniendo en todo lo que llevamos de curso, aunque ha sido solo en clase y para hacer los trabajos, poco mas, ya que fuera de allí cada cual sigue yendo a lo suyo, sin hacer demasiado grupo. Al menos sirve para practicar idioma, inglés, por que para entendernos en alemán tardaríamos el doble de tiempo.

También en el curso de inglés tenia la opción de trabajar en grupo para una presentación que hay que hacer en clase, de hecho estuve hablando con Natasha y Lena para hacerlo juntos, pero el articulo que habían elegido es sobre la crisis económica y a mi se me va un poco de las manos, por lo que seguramente acabe presentando yo solo algún otro articulo con el que me pueda defender mejor.

Pues este es el discurrir general del segundo semestre, ya esta todo organizado, ahora solo queda seguir adelante y ver resultados, esperemos que positivos. El primer escalón será ASP2, que lo haré aquí en Berlín, a distancia, tal como hice en el primer semestre con ASP1. Acto seguido rumbo a Sevilla, tras 5 meses consecutivos aquí, para hacer ARC2 y TPBN. Una semana complicada se avecina.

Pero antes toco despedir a Martina, que se le acaba la estancia en esta magnifica ciudad. Toda una tarde, hasta la noche, de barbacoa en Treptower Park puso fin a sus meses aquí. Hasta pronto.

Redescubirendo el sol


Además de la noche, ahora también se disfruta mucho del día, del sol, del calor. A todas horas apetece salir, a veces es insoportable quedarse en casa, ya que en mi habitación da el sol desde el mediodía y por la noche todavía se mantiene bien recalentada.

Durante el día suelo estar ausente, en clase, que también hace algo de calor, o en la biblioteca, donde si hay aire acondicionado. Pero hay veces, según que esté estudiando, que me puedo permitir imprimir los apuntes e irme a estudiar a un parque, tomando el sol y disfrutando del buen tiempo, y teniendo en cuenta la facilidad con la que me pongo moreno pues cualquiera diría que vivo en Berlín. El Lustgarden, delante de la catedral, es mi primera opción, cerca de casa y con un entorno magnifico.

Estos días han abierto también el parque de Tempelhof, el antiguo aeropuerto de la Berlín occidental, que permaneció en servicio hasta hace dos años, pero fue cerrado por su proximidad a las viviendas, que realmente es excesiva, está situado literalmente en medio de la ciudad. A la reapertura no le han puesto demasiada imaginación. A la terminal si, reconvertida en edificio de congresos, pero las pistas las han abierto tal cual estaban, con sus calles de rodadura, parte de su señalizan, su ferrocarril interno...pero ni un solo árbol. Si quieres tomar el sol está bien, pero en días de excesivo calor llega a ser asfixiante.

Otro descubrimiento, aunque aquí lo de estudiar es mas difícil, ha sido el Arena Badeschift, una piscina en mitad del río, un lugar magnifico. En la orilla está el bar, en una zona de arena de playa, con sus sillas, tumbonas e incluso camas. A continuación, un pantalán de madera, con zonas para tomar el sol en hamacas o tumbonas, te lleva hasta el vaso de la piscina sumergido en el río. Produce una sensación magnifica bañarse en agua limpia en medio del rió, y levantarse sobre el borde y disfrutar de las vistas sobre el Spree. Lástima que lo hayamos descubierto tarde, ya que en invierno se convierte en piscina climatizada, y bañarse ahí con el río congelado tiene que ser algo todavía mayor.

Hasta aquí muy bonito, pero algunos de estos lugares están al lado de casa, otros están cerca en Metro...hasta queme cierran el Metro. La red de metro de Berlín es magnifica en cuanto a extensión, pero en algunos tramos tiene graves defectos, como tramos en superficie cuyos viaductos tienen que ser reforzados, o túneles que tienen que ser reimpermeabilizados. Esta vez me ha tocado a mi. Mi querida U2, esta cortada en dirección Pankov, el transbordo que uso para ir a clase. Seria llevadero si estuviera cortada justo desde mi estación, por lo que podría usar los buses lanzadera que han puesto, pero esta cortada a partir de la siguiente, teniendo que hacer una estación en U-Bahn y luego coger el bus. Demasiada pérdida de tiempo, muy a mi pesar me toca cambiar de combinación.

Ahora toca usar el tranvía, que tarda algo más, pero al menos no tengo que hacer dos transbordo, que perdería más tiempo. Así, ya tengo una escusa para controlar también la red de tranvías y de buses, que hasta ahora, ya que en metro me muevo a donde quiera, habían permanecido en cierto desconocimiento.