Redescubirendo el sol


Además de la noche, ahora también se disfruta mucho del día, del sol, del calor. A todas horas apetece salir, a veces es insoportable quedarse en casa, ya que en mi habitación da el sol desde el mediodía y por la noche todavía se mantiene bien recalentada.

Durante el día suelo estar ausente, en clase, que también hace algo de calor, o en la biblioteca, donde si hay aire acondicionado. Pero hay veces, según que esté estudiando, que me puedo permitir imprimir los apuntes e irme a estudiar a un parque, tomando el sol y disfrutando del buen tiempo, y teniendo en cuenta la facilidad con la que me pongo moreno pues cualquiera diría que vivo en Berlín. El Lustgarden, delante de la catedral, es mi primera opción, cerca de casa y con un entorno magnifico.

Estos días han abierto también el parque de Tempelhof, el antiguo aeropuerto de la Berlín occidental, que permaneció en servicio hasta hace dos años, pero fue cerrado por su proximidad a las viviendas, que realmente es excesiva, está situado literalmente en medio de la ciudad. A la reapertura no le han puesto demasiada imaginación. A la terminal si, reconvertida en edificio de congresos, pero las pistas las han abierto tal cual estaban, con sus calles de rodadura, parte de su señalizan, su ferrocarril interno...pero ni un solo árbol. Si quieres tomar el sol está bien, pero en días de excesivo calor llega a ser asfixiante.

Otro descubrimiento, aunque aquí lo de estudiar es mas difícil, ha sido el Arena Badeschift, una piscina en mitad del río, un lugar magnifico. En la orilla está el bar, en una zona de arena de playa, con sus sillas, tumbonas e incluso camas. A continuación, un pantalán de madera, con zonas para tomar el sol en hamacas o tumbonas, te lleva hasta el vaso de la piscina sumergido en el río. Produce una sensación magnifica bañarse en agua limpia en medio del rió, y levantarse sobre el borde y disfrutar de las vistas sobre el Spree. Lástima que lo hayamos descubierto tarde, ya que en invierno se convierte en piscina climatizada, y bañarse ahí con el río congelado tiene que ser algo todavía mayor.

Hasta aquí muy bonito, pero algunos de estos lugares están al lado de casa, otros están cerca en Metro...hasta queme cierran el Metro. La red de metro de Berlín es magnifica en cuanto a extensión, pero en algunos tramos tiene graves defectos, como tramos en superficie cuyos viaductos tienen que ser reforzados, o túneles que tienen que ser reimpermeabilizados. Esta vez me ha tocado a mi. Mi querida U2, esta cortada en dirección Pankov, el transbordo que uso para ir a clase. Seria llevadero si estuviera cortada justo desde mi estación, por lo que podría usar los buses lanzadera que han puesto, pero esta cortada a partir de la siguiente, teniendo que hacer una estación en U-Bahn y luego coger el bus. Demasiada pérdida de tiempo, muy a mi pesar me toca cambiar de combinación.

Ahora toca usar el tranvía, que tarda algo más, pero al menos no tengo que hacer dos transbordo, que perdería más tiempo. Así, ya tengo una escusa para controlar también la red de tranvías y de buses, que hasta ahora, ya que en metro me muevo a donde quiera, habían permanecido en cierto desconocimiento.



Noche berlinesa III. Karneval der Kulturen


El horario en Berlín empieza a cambiar. Aunque sin llegar a ser la Antártida, las horas de sol han aumentado notablemente. Lejos quedaron esos “atardeceres” de las 16.00 o los amaneceres a las 8.00. Ahora tenemos luz hasta las 22.00 tranquilamente, habiendo amanecido sobre las 4.30AM, y todavía queda un mes para el solsticio. Por lo que salir de marcha supone fácilmente volver a casa “por la mañana”.

Ahora están de moda los sitios al aire libre, con terrazas, con tumbonas junto al río. Club der Visionäre es uno de los mas típico, esta indicado para planes tranquilo, tomando una cerveza a la orilla del canal, en Kreuzberg, con música apropiada viendo amanecer.

Si eres tanto animal diurno como nocturno, en Rossis puedes alternar. Puedes elegir entre la sala interior o la terraza, donde a veces abren también otra sala, según la cantidad de gente que haya.

Otra opción es el Yamm, que ademas de pub y zona con tumbonas junto al río, también dispone de zonas deportivas, como skate park o deportes de playa, barbacoa o conciertos. Y en definitiva, cualquier lugar junto al río es adecuado para tumbarse tranquilamente.

La novedad estos días ha sido sin duda el Karneval der Kulturen, un fin de semana de festejos donde las mas diversas culturas del mundo exponen sus comidas típicas, música, bailes y cualquier cosa que pueda ayudar a conocer sus respectivos pueblos. El centro del festival se situaba en un parque junto a la estación de Halleches Tor, en Kreuzberg. En torno a él se habían instalado toda clase de stands, escenarios y espacios acotados para las mas diversas actividades. En el parque, la gente celebrando y disfrutando de una noche con un tiempo envidiable que nos sirvió para, por fin, estrenar nuestra flamante barbacoa, envidia de muchos de los allí presentes.

Para dar por finalizado el carnaval, el domingo recorrió el barrio una inmensa cabalgata que servía de animación para el numeroso público, de todas las edades, que desde las doce de la mañana se apiñaba en torno a todo el itinerario del cortejo. Todo un acontecimiento para este tan deseado fin de semana primaveral.

Noche Berlinesa II y noche Hamburguesa


Con el cambio de tiempo y de horario, ahora que amanece mas temprano, hace calor, y anochece mas tarde, las costumbres nocturnas han cambiado. Ahora, empiezan a popularizarse las terrazas al pie del rio o de algun canal, siempre que la lluvia lo permitan son muy apetecibles.

En mi barrio, por ejemplo, hay muchos pub que, aunque sin rio ni canales, sacan las mesas a la calle y se esta igual de bien. Muchas son las noches que bajo con Marcos y Laura, que viven también por aqui, a tomar una cerveza o un cocktail en alguno de ellos, por Torstrasse o Kastanienalleee, muy baratos y variados.

Aun así, los clasicos sitios que conocemos de todo el año también siguen siendo sitios habituales. Los martes, por ejemplo, hay fiestas en Raw Temple, el local de la antigua Cassiopeia, en la zona de antiguas naves ferroviarias de Warschauerstrasse. Nunca me llamo la atención especialmente.

Los miercoles se puede ir al Mittwoch (miercoles en alemán), una extraña y muy berlinesa “discoteca” pseudoclandestina instalada en los bajos abandonados y medio en obras de un edificio. Solo abre los miercoles, y para entrar te piden una contraseña que envian por e-mail si te apuntas a una lista disponible en el interior del local. Un metodo un poco paradogico que le da un peculiar toque al local, cada vez mas frecuentado por españoles, que ha ha hecho que lo explotaramos mucho estos meses.

El local tipico para los jueves es el Sage Club, pero solo los jueves, los fines de semana se tranforma en un extraño lugar llamado Kit Kat Club donde una vez me denegaron la entrada por no ir con chicas. A saber lo que habría dentro. El sitio también es muy berlines, la puerta se encuentra en el primer vestibulo de la estacion de Henrich-Heine-Strasse. Dentro, aunque es una discoteca mas corriente, tambien hay algun que otro extraño “adorno” en alguna de las salas.

Los fines de semana ya son algo mas abiertos. Puede haber fiesta en casa de alguien, alguna fiesta erasmus o simplemente algun plan improvisado para acabar en los sitios de siempre, aunque todavia me quedan muchos por descubirir: Weekend, Watergate, Panorama...

Entre tanta discoteca berlinesa, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, tomamos como escusa de que el Atletico de Madrid jugara la final de la UEFA y el festivo del día siguiente, para salir una noche en Hamburg. Muchos se fueron en autobus, cosa que odio, pero Belen propuso alquilar un coche y alla fuimos ella, yo, Cate y Blanca.

Llegamos tarde para ver el partido, en un sitio muy cutre, un currywurst junto al estadio, pero realmente me importaba poco.

Al finalizar el encuentro, con victoria española, nos transladamos a la zona de marcha, Reeperbahnstrasse, donde nos encontramos a mas amigos de Berlin. El ambiente era genial, como en la vez anterior que estuve en Hamburg, pero esta vez, repleto de españoles, la animación llegaba mas lejos todavia.

Alli estuvimos casi hasta por la mañana en varias discotecas hasta que el cansancio nos pudo. Algunos fuimos dormir un poco antes de tomar el camino de vuelta hacia Berlin para acabar de descansar en condiciones, otros directamente tomaron el bus, o incluso el caballo, porque hubo quien acabó la noche con una silla de montar...

Vuelve el Invierno



Habiendo salido el sol de nuevo, tras el duro invierno, ya creíamos que el mal tiempo se había acabado, pero ni mucho menos. A la vuelta de Holanda parece que nos hubiéramos traído el mal tiempo con nosotros, una semana aquí ya ha bastado para darnos cuenta, y lo peor es que la cosa no tiene pinta de mejorar. Queda el consuelo de que la temperatura sigue siendo aceptable, pero la lluvia no perdona, normalmente esta siempre nublado y el sol solo sale de forma aislada por unas horas, tener todo un día soleado parece casi una utopía. Habrá que conformarse y seguir la vida como si nada, al fin y al cabo, después de lo que hemos pasado esto ya nos parece poca cosa. De hecho, una de las primeras medidas que hemos tomado de cara al invierno ha sido comprar una barbacoa, esta claro que nosotros no podíamos ser menos que los alemanes.

A la vuelta de Ámsterdam nos hemos encontrado con algunas ausencias. Saana, ya nos dejó, después de su fiesta de despedida y de habernos enseñado uno de los sitios más extraños de Berlín: Teufelberg, una antigua base espía de la guerra fría, abandonada y vandalizada en medio de un bosque, estaba claro que solo ella podía conocer sitios así.

También se va Jimena, aunque en este caso es solo un hasta luego, viaje de ida para entregar el proyecto fin de carrera, pero volverá en Junio para trabajar aquí. De hecho no hubo despedida, solo una sesión fotográfica de todos nosotros para incluirnos en su proyecto: escribir un libro sobre como ha visto Berlín en estos meses que ha vivido aquí. Y para compensar, ha llegado Ana, que viene por unos meses a hacer prácticas, disfrutando de los meses de buen tiempo y casualmente a la misma casa donde vivía Lucia.

En resumen, cambios de aire en Berlín, además de los que van y los que vienen, las mudanzas también influye en el grupo de gente, ahora suelo hacer planes con los que vivimos en la U2, ya que tenemos mayor facilidad de desplazamiento, a dos pasos del centro y además solemos coincidir en la biblioteca. Allí en la biblioteca he vuelto a coincidir con las médicas, y médicas nuevas que no conocía antes.

También trato últimamente con los italianos, que ya no son solo Martina y Lucia, que ya estuvimos juntos en clase de Alemán, también mas gente que solo me sonaba de vista. Aunque la mayor novedad de todo ha sido el idioma. Al principio hablábamos en inglés, luego lo normal hubiera sido alemán, pero resulta que habíamos pasado a comunicarnos en italiano y español, ya que es fácil entendernos, y Caterina necesita aprender para ir el año que viene de prácticas a España, y ya, de camino, todos aprendemos un poco.

De hecho todo el mundo esta aprendiendo español aquí, somos unos imperialistas. Entre los portugueses, algunos sabían algo de español, otros nada, y Gonzalo habla español sudamericano, pero ahora todos se comunican en español con facilidad, incluso italianos y portugueses.

Fiesta de la reina de Holanda


Tras meses pensándolo, después de varios intentos fallidos, el viaje a Holanda logró salir adelante. Casi todos ya lo habíamos dado por fracasado, pero Luis, en un arrebato de patriotismo, volvió a sacar el tema. Y en esta ocasión, ya que no fui a la Feria de Sevilla, le seguí la corriente hasta que finalmente conseguimos sacarlo por un precio bastante aceptable. Al final fuimos nueve. Además de Luis y yo, Elena, Jessica, Javi, Marcos, Laura, Juan y Pablo fueron los otros pasajeros.

Antes de partir, una nueva despedida, Saana terminaba su estancia en Berlín. Aunque ya hizo su fiesta de despedida el fin de semana anterior, todavía le habían quedado algunos días más, con tiempo de llevarnos, por ejemplo, a Teufelberg, un extraño sitio que sin ella no hubiéramos sabido ni siquiera de su existencia. Se trataba de una antigua base espía, perdida en medio del bosque, de épocas posteriores a la Segunda Guerra Mundial, ahora ya abandonada y pasto de vandalismo, algunos ocupas y de algunos curiosos turistas curiosos que tienen la suerte de llegar allí.

Nuestro viaje a tierras Neederlandesas comenzó el día antes de partir, ya que dada la diferencias de precio con Berlín decidimos comprar comida y bebida aquí. Comenzaba así, habiendo cruzado Alemania de norte a sur cuando estuvimos en Manchen, nuestra cruzada de Oeste a Este. Unas 7 horas duró el viaje hasta Utrecht, donde montamos nuestra base de operaciones, ya que nos quedábamos a dormir en casa de Mirthe, que gustosamente nos había ofrecido su habitación para dormir 6 personas, aunque finalmente acabamos tupiendo todos.

A nuestra llegada, con breve parada en un parque para comer algo, fuimos en busca de Mirthe, que andaba preparando una barbacoa con los amigos en el jardín de su casa para antes de salir, pero los planes nocturnos quedaron un poco apagados. Lo que empezó siendo un pequeño chaparrón acabó pareciéndose al diluvio universal, y los holandeses tan tranquilos con sus bicis, por cierto, así que no nos quedó mas remedio que tomar una cerveza, al aire libre, por cierto, y de nuevo de vuelta a casa. De todas formas, tras el largo viaje, tampoco es que fuéramos el alma de la fiesta.

Por la mañana tocaba conocer Ámsterdam, o al menos ir hacia allí para comenzar a vivir el día grande de la fiesta. Llegamos algo pronto, por lo que tuvimos tiempo de dar una pequeña vuelta por la zona, pero pronto todo empezó a llenarse de los más diversos personajes, todos con el color naranja como identificativo común, bebiendo y bailando por todos lados. Y nosotros no podíamos ser menos, claro. Pronto nos metimos en el ambiente como uno más, mi improvisado disfraz, tras charlar un rato con unas simpáticas holandesas, lo dice todo, inmerso en la gran marea naranja que inundaba la ciudad, sin cesar un ambiente que incluso aumentaba con las horas. Pero nos llego el cansancio, y con él la hora de volver a Utrecht para volver a Amsterdam el día siguiente, pero esta vez de Turismo.

Pero antes de volver a la capital estuvimos dando una vuelta por el centro de Utrecht, para posteriormente coger ya la furgoneta dirección Ámsterdam, ya que la última noche la pasaríamos allí en casa de un amigo de Juan. Llegamos en torno al mediodía, y después de comer hicimos el intento, fallido, de visitar la fábrica de Heineken, pero estaba cerrada cuando llegamos, así que decidimos integrarnos por la zona de los canales en dirección al centro, para acabar en torno a la estación de tren, en la zona de “costa”, por llamarla de alguna manera, junto al barrio rojo, que fue nuestra próxima parada.

Por allí cenamos y tomamos algo esperando a Mirthe, que después nos llevó de discoteca, donde acabamos la noche y finalmente nos despedimos de ella. Tocaba descansar, o al menos intentarlo. Al día siguiente todavía teníamos unas horas para hacer turismo, intentamos hacer el free tour, pero la lluvia lo impidió, por lo que decidimos el recorrido por nuestra cuenta para agotar el tiempo que teníamos hasta quedar con el resto de la gente y emprender el camino de vuelta a casa, 7 horas de camino sin parar de llover, y nosotros pensando que en Berlín seguía el buen tiempo…