Primera visita y vuelta a Sevilla



Durante estos días he tenido mi primera visita, mis padres han venido a pasar el puente en Berlín. El sábado por la noche llegaron, sin demasiado tiempo, buscar algo de cenar y a dormir.


Fueron pocos días, solo dos, pero muy completos, eso si, había que madrugar. Hubo tiempo para todo: pasear por la ciudad a pesar del mal tiempo, visitar museos, tomar unas cervezas, ir de compras…incluso para ir a clase, porque el lunes tenia clase de alemán.


Algo muy típico por estas fechas son los mercados de navidad, sembrados por doquier, en cualquier plaza o acera suficientemente ancha. Hay de todo: tiendas de artículos navideños, cerveza, comidas y, sobre todo, Glühwein, un vino con especias que se sirve caliente, con un aroma que inunda todos los mercados.


Ahora toca hacer la maleta, me vuelvo a Sevilla a hacer mis examenes y de vacaciones de Navidad, pero antes toca deshacer la otra, ya que con mis padres me llegaron reservas de aceite, vinagre de vino de Jerez, café Catunambú, jamón y lomo. De vuelta para Sevilla, además de mi ropa, se va parte de mi colección de botellines de cerveza, colección que por supuesto estoy ampliando en Alemania.


Hora de partir, y toca pensar, ¿un mes en Sevilla o un mes fuera de Berlín? Aquí, durante un mes, dejare 3 meses de gente y experiencias para no olvidar, un sitio al que incluso ya llamo “mi casa”. Pero Sevilla siempre es Sevilla, allí, durante un mes, espera mucha gente con las que reencontrarme, recordar momentos de meses pasados y vivir otros nuevos, y además, ahora que en Berlín comienzan a bajar las temperaturas, el bueno tiempo del sur no vendrá mal para reponer fuerzas.


Como nota negativa, una de las experiencias que repetiré en Sevilla serán los días de biblioteca, puesto que además del examen de mañana, me queda toda una semana de estudio para el otro examen, esperemos que haya suerte.


Allá voy, Sevilla. Bis bald, Berlín.

Hora de estudiar


Para mí, el estar de Erasmus no significa preocuparme solo por lo que hago en Berlín. Como pretendo acabar la carrera en Septiembre pues también tengo asuntos pendientes en Sevilla, como varias asignaturas y el Proyecto Fin de Carrera.

Este pasado Septiembre ya pretendí hacer ASP2, que me dejan hacerlo a distancia. El método es sencillo: mi profesor de Sevilla manda el examen por fax a mi coordinador en Berlín, quien me supervisaría mientras lo hago, a la vez que mis compañeros lo hacen en Sevilla y finalmente devolverlo por fax nuevamente.

El caso es que con las complicaciones de los primeros días en Berlín y el tiempo que buscar piso y preparar la burocracia pues no tuve tiempo de preparármelo y desistí de presentarme.

Ahora, en diciembre tengo el segundo asalto, solo que esta vez los hago en Sevilla. El primero de ellos PL1, que no me daban la posibilidad de hacerlo a distancia. La pega es que el fin de semana de antes mis padres estarán aquí de visita, por lo que iré al examen casi sin estudiar los 4 días previos, así que toca ser previsor. Además de PL1 también haré ASP2, que es la semana siguiente y aprovecho que estaré alli.

Normalmente me dedicaba a estudiar en casa, pero como me suele pasar, no me resulta demasiado productivo. Suerte que descubrí el Grimm-Zentrum, la nueva biblioteca de la Humboldt, en pleno centro, a 3 estaciones de mi casa, las condiciones perfectas para tratar de hacer algo útil.

Allí he pasado la mayoría de mis ratos de estudio últimamente, además no estaba solo, por ahí suelen estar la gente de medicina y de económicas, que se ve que también andan atareados. Mucho más entretenido para pasar la tarde, sobre todo a la hora de hacer descansos.

La biblioteca en si es cómoda, con amplios espacios de estudio, con salas tanto de lectura como de informática. Hay quien se queja del espacio “desperdiciado” en el edificio, pues las salas de las plantas superiores están dispuestas a modo de escalera que miran hacia la sala central de la planta baja. Cuestión de gustos, pero la funcionalidad no tiene porque estar reñida con el diseño.

Lo que no soporto de las bibliotecas alemanas es la política de entrar “con las manos vacías”. El primer paso al llegar no es buscar un puesto libre, si no buscar una taquilla libre, pues es obligatorio dejar allí la ropa de abrigo, maleta, o cualquier cosa que no sea estrictamente el material de estudios. Y de comida o bebida más de lo mismo, únicamente permiten la entrada de agua. Cosas de estos cuadriculados germanos.

Schönes-Wochenende-Ticket



Literalmente significa buen fin de semana, aunque ahora las condiciones han cambiado y solo es aplicable a un día. Se trata de un billete de tren que la Deutsche Bahn, la empresa alemana de ferrocarriles, oferta para viajar en grupo los fines de semana.


Como ya he dicho, la validez del billete ha cambiado. Antes servia para sábados y domingos, ahora solo para un día. En cualquier caso el precio es mas que asequible: 37€ para 5 personas, y da derecho a viajar en cualquier tren regional, por un numero ilimitado de veces.


Viajar en trenes regionales no es la panacea, debido a su velocidad y la limitación de destinos, ya que, como su propio nombre indica, solo abarcan trayectos de corta o media distancia, sin embargo, pero gracias a la libertad de hacer trasbordos es una muy buena opción para viajes de ida y vuelta en el día a ciudad relativamente cercanas.


Con ese objetivo plateamos semanas atrás nuestra pequeña escapada a Leipzig, sin embargo algunos cometimos el error de salir la noche anterior habiendo quedado por la mañana temprano. Algunos de nosotros rehicimos los planes para irnos en coche con otro amigo y quedarnos a pasar una noche allí, pero hubo un malentendido con el del coche y a la hora que habíamos quedado ya era tarde para irnos en tren y volver en el día. El tiempo aprovechable en Leipzig no merecía la pena.


El segundo intento fue ir a Dresden. Aprendiendo de los errores, la noche anterior simplemente tuvimos cenita y a acostarse temprano, que el tren salía a eso de las 8 de la mañana. A media mañana estábamos en Dresden.

Guía turística en mano, nos recorrimos la ciudad hasta la tarde, que volvimos en el tren de las 7. Tuvimos tiempo para pasear tanto por la ciudad vieja como por la “moderna”. Además, por las cercanías de la Navidad. pudimos disfrutar, al igual que en Berlín, de un gran ambiente de calle en torno a los muchos mercados navideños. Y es que en Alemania surgen estos mercados al mínimo espacio libre que haya: plazas, parques, acerados anchos…

Rumbo a Estocolmo


Berlín es un perfecto punto de partida para multitud de destinos a todo lo largo y ancho del continente europeo, tanto por su posición central como por sus posibilidades. Por muchos es conocida mi afición por viajar y buscar posibles destinos casi continuamente, y en esta ocasión no iba a cambiar la cosa.

Allá por finales de Septiembre, tras alquilar la furgoneta para ir a Munich, compré el primero de mis billetes de avión desde Berlín: destino Estocolmo. Encontré la oferta para finales de Noviembre por 13€ ida y vuelta y… ¿por qué esperar? Aunque pudiera parecer un precio inmejorable, posteriormente salieron nuevas ofertas y hubo quien lo compro incluso a 0.01€ por trayecto. 11 personas nos juntamos finalmente, como no, los españoles siempre en masa.

La pega, como suele pasar con Ryanair, es que el vuelo aterriza en un aeropuerto secundario que realmente estaba alejado de la ciudad, Skavsta, aproximadamente a una hora en autobús.

En la estación central nos recoge Marcos, que tenia billete para el día de antes que el resto del grupo, que ya había tenido tiempo de moverse por allí. Antes que nada a soltar el equipaje, en un albergue muy céntrico y bastante bien de precio. Dormíamos nueve personas en una habitación de ocho, y aparte otros dos que estaban en otra habitación de seis. El edificio era laberíntico, con escaleras y pasillos por todos lados, siempre había más de una forma de llegar al mismo sitio. De vez en cuando también podías encontrarte alguna cocina o algún pequeño salón con sillones o incluso televisión. Pero lo mejor estaba en la cocina principal, donde continuamente reponían una gran casa de macarrones y por las mañana café. Todo un “lujo”.

Libres de carga, salimos a conocer un poco la ciudad, sin mucho frío y nada de nieve, algo que personalmente me hubiera gustado, ya que, al pensar en países nórdicos, la nieve es de lo primero que se viene a la cabeza. Es una ciudad muy distinta a cualquiera de las que hasta ahora conocía, formada por numerosas islas sobre varios lagos, siempre con el agua a la vista. Incluso el barco forma parte de la red de transporte público.

El primer día nos dirigimos a Skansen un museo al aire libre donde se exponen multitud de típicas construcciones de la antigua Suecia en un entorno natural donde también se muestra la fauna de la zona. Seguimos nuestras visitas, al día siguiente, por el Museo Vasa y el de Arte Moderno. El primero de ellos se muestra un viejo galeón rescatado del fondo del mar tras hundirse recién construido y todavía en las puertas de los astilleros. El segundo, como su propio nombre indica, arte moderno.

Además de los museos había que recorrer la ciudad, incluso en metro, pues tiene unas estaciones muy peculiares, a gran cota de profundidad y construidas directamente sobre la roca, y dando una sensacion de estar en una cueva. Paseando por sus abiertas avenidas y calles comerciales adornadas para la navidad, descubrimos Gamla Stan (la ciudad antigua), Djurgården, donde se sitúan gran parte de los museos, o Södermalm, uno de los barrios con más ambiente nocturno.

Sin embargo, el ambiente nocturno fue algo que nos faltó. Teníamos intención de salir las dos noches que estuvimos, pero tras cenar en el albergue y ponernos a beber algo siempre nos entraba la pereza y nos quedábamos allí, que no era precisamente aburrido. Solo la ultima noche, antes de irnos al aeropuerto, estuvimos tomando una copa en el Absolut Ice Bar, un local donde todo era de hielo: paredes, asientos, barra, vasos…una buen lugar para la despedirse y volver a Berlin

20 Jahre Mauer Fall


Berlín es una ciudad que ha sufrido la ira de la Historia hasta una época reciente. El fin de la Segunda Guerra Mundial no supuso la tranquilidad para la ciudad, la consecuencia fue años de separación detrás de un muro de la vergüenza que separaba las zonas de los bandos participantes. Kilómetros de hormigón que no dejaban cerrar las heridas abiertas durante 6 años de matanza y otros 44 de enfrentamientos políticos e ideológicos.

Finalmente, como no podía ser de otra forma en una sociedad moderna, el 4 de Noviembre de 1989 comenzó el derribo, el reencuentro, la reunificación, la paz definitiva. Tantos años de sufrimiento no se borran de las mentes alemanas por arte de magia. Mentes que siguen albergando demasiados recuerdos recientes como para ser olvidados, y que se esfuerzan en dar a conocer para mostrar a todos el error que se cometido por todos.

Hasta donde yo se, el alemán de a pie quiere saber y que se sepa, las causas y consecuencias, que sirva para que nada de esto se vuelva a repetir jamás. Y por ello no han querido desperdiciar la oportunidad de celebrar el 20 aniversario de este acontecimiento de tal importancia para la Historia mundial. Y entre todos (prensa, publicidad, profesores…) se habían encargado de que los actos culturales en torno a esta celebración, así como el evento central, no pasara desapercibido para nadie y todos pudiéramos ser testigos de este acontecimiento.


Los primeros pasos se dieron con la restauración de las pinturas existentes en los fragmentos de muro que aun se conservan como testigos de la Historia. Los artistas que en su día plasmaron sus sentimientos volvieron a Berlín para dar otro empujón a la democracia. Semanas antes del día del aniversario empezó a publicitarse por internet el Mauer Mob, un proyecto que pretendió formar una cadena humana de las más diversas nacionalidades a lo largo del trazado del antiguo muro. Ni la MTV quiso pasar desapercibida, celebrando en la capital alemana la entrega de los MTV Europe Music Awards 2009, con multitud de actos conmemorativos. Aparte de la entrega de premios en si, fue especialmente emotivo el concierto gratuito que U2 ofreció bajo la Puerta de Brandenburgo.



Y finalmente llego el día del Fest der Freiheit (Fiesta de la Libertad). El lunes 4 de noviembre fue uno de los pocos días de continua lluvia que hemos tenido en lo que llevamos aquí, pero eso no era excusa. Miles de personas se congregaron en torno a la Puerta de Brandenburgo y la cadena de dominó gigante, un domino que representaba los bloques de hormigón derribados 20 años atrás, con pinturas significativas, y que 20 años después volverían a caer para recuerdo de todos.

Numerosas personalidades de la política internacional fueron citadas aquí para mostrar su apoyo a la causa, desde Presidentes de Estado y de Gobierno actuales, con Angela Merkel, criada en Ost Berlín como maestra de ceremonias y rememorando el paso 20 años atrás por el liberado paso fronterizo de Bornholmer Strasse.

Finalmente, tras los discursos institucionales, testimonios de berlineses que aquella noche también cruzaron el muro, y la interpretación por parte de Bon Jovi de "We Weren't Born To Follow" (No Nacimos para Servir), escrita para tal día, la caída del dominó llego a la Puerta de Brandemburgo para dar por finalizado tan emotivo acto.

Ahora, la Historia sigue

La necesidad de comer


Uno de los típicos temores de mucha gente cuando pasa un tiempo solo es el tema de la comida. Siempre esta la socorrida pizza, la pasta, congelados en general…que para un fin de semana no esta mal, pero para un largo tiempo pues nada mas de pensarlo ya se me quitan las ganas.


Yo nunca me he dedicado especialmente a cocinar, pero con cosas no muy elaboradas, si que me he defendido bien. La cosa es intentarlo. El primer paso, obviamente: comprar. Tengo para elegir un Lidl, un REWE y un Netto cerca de casa, así que casi cualquier necesidad la tengo cubierta. Otro buen sitio para comprar es el mercado turco de Kreuzberg o el Kaufland.


En Kreuzberg suelo comprar fruta, verdura, y carne fresca. Algunas cosas tienen el mismo precio que en supermercados, pero normalmente se encuentran cosas más baratas, mientras mas tarde mejor, pues van bajando precios a medida que va pasando el día. Frutas y verduras suelen estar mas maduras que en supermercados y hay que tener cuidado con la cantidad, pero la carne tiene muchísima mejor pinta. También hay pescado fresco, muy escaso en Alemania, pero claro, es muy caro. Mejor para cuando vuelva a España.


Pues nada, manos a la obra. Normalmente no se me ocurre nada para comer mas alla que cosas típicas. Un buen método es elegir algo que tengo, por ejemplo carne de pollo, escribirlo en google y elegir alguno de los resultados que se muestren. Por ejemplo, pollo con champiñones. Realmente la receta solo servirá para hacerse una idea, porque los tiempos y la forma de hacerlo nunca coincidirá con la realidad. A partir de ahí toca improvisar. Y ya con la practica pues se puede intentar incluso sin preguntarle a google. No tendremos el libro de recetas de la abuela…pero se consiguen buenos resultados.


Otra opción es salir a la calle. En mi calle tengo Burger King, un vietnamita (con muy mala pinta, por cierto), un chino…y si me acerco a Alexander Platz ya las posibilidades de multiplican. En Berlín hay comida rápida muy variada, y barata. Por hablar de cosas concretas tenemos la currywurst de Friedrichstrasse, el mítico kebap de Warschauer o la pizzería de Warschauer. En esta ultima, antes de las 6 de la tarde, podemos comer una pizza por 1,5€, o un plato de pasta por 1,75€. Después de esa hora tampoco hay que temerle, los precios incremente a 3€ y 3,5€ respectivamente. Y el tamaño es bueno, normalmente con una pizza y media me quedo satisfecho.


Además de eso he probado chino, japonés, etiope, indio….la variedad gastronómica es increíble!

La vuelta al cole, perdón, querida universidad de prestigio


Aunque poco tiene que ver con el eslogan de cierta cadena comercial, tras dos semanas de mini vacaciones volvíamos a las clases. Pero a las clases de verdad, nada de cursos de idiomas, a las clases de la Humboldt-Universität zu Berlín. Si, esa donde estudió y enseñó tanta gente importante. Pues allá vamos a ver si nosotros somos algunos de los siguientes…ilusos.

Ahora las clases no las tenía en un sitio tan perfecto y accesible como Dorotheenstraße, junto Unter den Liden, Friedrichstraße o Brandenburger Tor. No, ahora al moderno campus universitario de Adlershof, allá donde no llega la vista, a tres estaciones del aeropuerto de Schönefeld. Además, el S-Bahn (lo que en España es un tren de Cercanías) está de obras y la línea que me llevaría directo desde mi casa ha cambiado el recorrido y toca hacer trasbordo. No pinta bien la cosa.

Sin embargo, no todo fue tan trágico. Antes de empezar las clases Xavi y yo fuimos a una presentación que había en el Institut für Informatik, que, por cierto, comparte edificio con el de Matemáticas, cosas que te depara el destino. No fue tan difícil llegar, 30-40 minutos, y el sitio era interesante. Un espacio todavía acabándose de urbanizar, con edificios modernos de reciente construcción, y otros todavía en marcha, para uso universitario y de investigación y de desarrollo científico-tecnológico.

Realmente la presentación no era para Erasmus, si no para alumnos de nuevo ingreso, pero nos había atraído eso de que nos daban un desayuno de bienvenida y luego barbacoa en el bar del campus y allí que fuimos. Aun así, un simpático doble de Scooby Doo nos ayudo a crear nuestra cuenta de correo, registrarnos en la plataforma de nuestra titilación y demás burocracia que había que hacer. Si no fuera por él todavía no habría podido enterarme ni de las asignaturas que había. Visitamos tanto el Johann von Neumann-Haus como el Erwin-Schrödinger-Zentrum, donde también estaba la biblioteca. Y para finalizar…pues eso, la barbacoa. Allí estuvimos un rato charlando, o intentándolo, con la gente que a lo mejor nos encontraríamos por clase. Pero lo cierto es que los alemanes son un poco siesos, la cosa no daba para mucho y se fueron yendo. Así que abandonamos el lugar después de unas salchichas.

En la presentación nos dijeron una cosa muy graciosa. La plataforma para inscribirse en las asignaturas estaría disponible a partir de las 5AM de un miércoles. ¿Pero en Alemania no duermen? Pues como era entre semana y no era día de salir y volver tarde…habría que levantarse a las 5 a darle un par de clics de ratón. O eso es lo que me hubiera gustado a mi, porque nos dimos cuentas que habíamos elegido asignaturas que se pisaban, y a esas horas nos tuvimos que poner a buscar otras. Hora y media un poco surrealista que pasamos, pero ahí que estaban todos los alemanes metidos, porque bien lenta que funcionaba la cosa.

Pues ya solo quedaba ir a clase y ver si nuestra elección fue buena, que todavía había tiempo de rectificar.

Por otro lado estaban las clases de idiomas, que también había que seguir. Alemán para seguir aprendiendo e Ingles para intentar recordarlo, que una cosa es hablarlo y otra muy distinta es hacerlo correctamente. El caso es que ya tenia horario construido y medio cuadrado, solo quedaba empezar la nueva rutina.

Empezando la vida nocturna



Después de un mes en Berlín se puede decir que ya conozco la ciudad de noche. Ya desde el primer día empezó la búsqueda de lugares donde divertirse. Conocer bares y discotecas también es una forma de hacer turismo.


Normalmente teníamos un mismo sitio de partida: el reloj de Alenxander Platz. A partir de ahí pues ya iban surgiendo planes, aunque normalmente siempre había que hacer una bajada al spatekauf (lo que en España viene siendo un chino que vende cerveza) de la estación a comprar alguna cerveza, aguantar el retraso de los españoles se puede llegar a hacer muyyyy pesado.


Las zonas más comunes eran Oranienburger Strasse o Warschauer Strasse. En la primera de ellas frecuentábamos el Café Zapata, en la casa okupa, en la Warschauer cualquiera de los numerosos bares de la zona. Y casualmente en los sitios hay una pizzería donde puedes comer por 3€, que por supuesto también íbamos bastante.


A la segunda semana empezaron las fiestas Erasmus. En un barco, barbacoa incluida, en la planta baja de un hostal, en alguna discoteca…fuera donde fuera el ambiente era muy bueno y siempre íbamos conociendo mas gente, incluidos españoles, por supuesto, que somos como una plaga.Además estuvimos en un par de fiestas de residencias, que también había muy buen ambiente con tanto estudiante.


Pero no todo eran fiestas erasmus, también hay discotecas corrientes: Soda, Matrix, Lido…poco a poco nos íbamos sabiendo mover.


Otra opción era ir a casa de alguien. Bien en plan tranquilo, de cena y algunas cervezas o bien otros sitios que eran realmente una fiesta con mucha gente. Excesivo, pero la opción mas económica.


Sea lo que sea siempre acabábamos encontrando un plan cuando lo buscamos, Berlín es una ciudad con un catalogo lo suficientemente amplio como para aburrirse, así que hay que aprovecharlo.

Tras años de espera…Oktoberfest



Llevo años queriendo organizar un viaje a Munich a lo que en España se conoce como feria de la cerveza, 3 años posiblemente. Pero finalmente entre una cosa y otra, los precios principalmente, el plan se caía. Pero este año era la oportunidad de oro. Estaba mas cerca que nunca.

Ya desde le verano estuve intentando, sin conseguirlo, mantener contacto con gente que quisiera ir. Fue ya cuando llegue a Berlín cuando empecé a plantearlo a la gente seriamente. 14 personas nos juntamos, aunque 3 se rajaron finalmente, alquilamos furgoneta y coche y…there we go!!!!

Es un gustazo conducir por las autobahn. Primero decir que lo de no haber limites de velocidad es un mito. Es por tramos, y dependiendo de las legislación local de cada sitio. Pero aun así, había tramos libres, adelantamientos realmente visto y no visto. Podíamos ir nosotros a 160 que igualmente nos iban a adelantar, quizás a ¿200km/h? Y aun así no existe peligro extra, la gente conduce muy bien. Aquí normalmente la gente te facilita los adelantamientos echándose al carril de la derecha para que tu puedas seguir por el carril central, sin pasarte a la izquierda, que parece estar reservado para muy altas velocidades. Algo realmente inimaginable enEspaña, donde parece que el carril de la derecha da calambre y todo el mundo va por la izquierda. Y el firme de la carretera igualmente en perfectas condiciones de mantenimiento, nada de baches y demás, incluso de noche y lloviendo podías ir a cierta velocidad que en España cualquier persona se lo pensaría. Lo dicho, un gustazo.

El caso es que tras casi 6 horas de viaje llegamos a Munich, o München, si hablamos con propiedad. La llegada a tierras bávaras fue un tanto confusa. El plan era dormir en los coches, pero había que aparcarlos en algún sitio, claro. Tras varios intentos fallidos terminamos donde empezamos, en una calle tranquila junto a un “parque” delante de casa de la amiga de Luis, que él si tuvo la suerte de dormir como las personas. Ente una cosa y otra empezamos a hacer turismo a las 8 de la tarde, de noche ya. Aun así, München me encantó. Si no fuera porque tengo otros muchos sitios por ver no me importaría repetir. Después de cenar, una cerveza y a dormir, o a intentarlo, que mañana toca madrugar.

Domingo 4 de octubre, clausura de la oktoberfest 2009, a las 7 y pico de la mañana allí estábamos haciendo cola para entrar en una carpa. Si no haces eso corres el riesgo de quedarte sin sitio, y como no estés sentado no te sirven nada. Como preferíamos evitar ese riesgo pues a las 8, apertura de puertas, allí estábamos sentados, y a las 9.05 la primera cerveza. Oh mein gott!!!
Pronto la gente empieza a animarse, las demostraciones cerveciles de beberse una jarra de golpe (1 litro) se sucedían, mientras toda la carpa animaba a cada protagonista. A las 11 se estrena la banda de música, el ambiente ya se desborda. Gente cantando y bailando en los bancos. Ein Prosit!!!

Lo que no cambia son las jarras de cervezas que van y vienen por todos los pasillos, gente que conoce a otra gente, de cualquier rincón del mundo. Salgo a la calle a comer algo y el ambiente es el mismo, todo lleno de gente, un sol de justicia, puestecillos de comida, tómbolas… como cualquier tarde de Feria de Sevilla.

De vuelta al interior el ambiente continúa y la gente empieza a desvariar cada vez más. Y lo que queda hasta las 11 de la noche, hora de cierre. Pero el cansancio hace estragos y a las 9.30 emprendo la retirada. Más de 12 horas allí metido después de haber dormido poco y mal. Y mañana queda la vuelta a Berlín.

Como el sábado tuvimos poco tiempo de hacer turismo el lunes por la mañana quisimos exprimir el fin de semana y volvimos a ver el centro de día. Con toque de reloj en el Ayuntamiento incluido.

Después de comer de maravilla en casa los amigos de Luis, emprendemos viaje de vuelta a Berlín, donde costó llegar a dejar el coche porque el GPS no reconoce las obras en las calles. Si, siguen sin gustarme los GPS, aunque reconozco que para sitios totalmente desconocidos es un aparatejo útil).

Viaje sin duda que mereció la pena tras los intentos fallidos, aunque me quede con mas ganas de München y sobre todo con mas ganas de Oktoberfest, pero claro, a ver que bolsillo aguanta varios días de celebración. Volveré

Nuevos inquilinos


Apenas 11 días en mi nueva casa y se avecinan cambios. El dueño de mi piso de va de vacaciones, 4 meses nada mas y nada menos. Inicialmente me dijo que iba a intentar buscar a alguien para que viviera aquí en ese tiempo, pero como no me comento nada definitivo pues yo pensando que tendría el piso solo esos 4 meses.


Pero esa posibilidad duró solo unas horas. El mismo día que él se fue, mientras me arreglaba para salir, oigo abrir la puerta de la calle y me quedo blanco. Salgo de mi habitación y se me presenta el nuevo inquilino y una amiga, de los cuales ni me entere de los nombres por lo sorprendido que me había quedado. Y menos mal que los ví antes de irme. Llego a salir 5 minutos antes y me los hubiera encontrado al día siguiente al levantarme , y ya es que me da algo. Sin ir más lejos la amiga durmió en el salón. Nada mas imaginarme llegar a casa creyendo que estoy solo y encontrarme a alguien en el sofá…


Al día siguiente todo bien, hablé con él, que iba a estar los 4 meses y resultó ser buena gente. Tampoco le gustaban las manías del dueño del piso, así que nos íbamos a entender bien para llevar la casa. Se llama Fabian, del sur de Alemania y trabajando en Berlín.



Pero toda sorpresa no acaba ahí. Unos días después vuelvo a casa y de nuevo alguien durmiendo en el salón, pensé que era la amiga del otro día y no le di mayor importancia. Al día siguiente vuelvo de clase y había una chica en casa, saludo creyendo que era la misma amiga, pero me responde “hola”. Sabrá algo de español y querrá ser simpática, pensé yo. Pero a los 5 minutos viene a la cocina y…”hola yo soy Ana”. Pues nada, nueva sorpresa.


Venía de Barcelona y estaba en casa por el Couchsourcing a través de Fabian, pero como yo no había coincidido con Fabian en los dos últimos días pues no sabia nada. Pero bueno, ningún problema. Allí estuve hablando con ella contándome la historia. Al día se integró muy bien, se vino por la noche con los Erasmus, que quería salir la última noche que le quedaba en Berlín.


Ya posteriormente Fabian me dijo que no me había podido avisar. Conclusión: si yo recibo alguna visita pues se podría quedar sin problemas. Además descubrí una cosa que me podría ser muy útil para próximas fechas: mi compañero de piso tiene saco de dormir!



Todo perfecto

Conociendo mi nueva ciudad



Después de un tiempo toca ir conociendo el lugar donde vives. Por ahora solo el primer fin de semana estuve de turismo, por la zona mas céntrica: Brandenburger Tor, Reichstag, Postdamer Platz…y poco mas. Aunque con la cosa de buscar piso realmente acabas conociendo “media” ciudad. Lo de “media” es por decir algo.
Otra forma de conocer es yendo de compras, como por ejemplo al mercado de la fruta y la verdura de Kreuzberg los martes y viernes, donde también he comprado de la mejor carne que se ve por aquí. Suelo frecuentarlo bastante.

IKEA es otro sitio donde también he ido alguna que otra vez, a los dos que hay, pero apenas me he comprado una estantería, perchas, y una taza para el desayuno, que las que hay en mi casa son muy pequeñas. Curioso.

Cuando he ido a casa de amigos también he conocido sitios nuevos, o cuando salgo por ahí a tomar algo o de fiesta…pero nada de esto es turismo propiamente dicho.

Un día decidimos hacer turismo de verdad, a Potsdam, una ciudad histórica al suroeste de Berlín, a 15 o 20 minutos en tren. El principal atractivo es el Parque de Sanssoucci, residencia mandada a construir por el rey Federico el Grande en 1744. Esta presidida por el palacio del mismo nombre. A lo largo y ancho del enorme parque se respira la tranquilidad de la naturaleza, amenizada por la gran fuente central. También podemos encontrar el Nuevo Palacio, el Palacio de Orangerie o el de Charlottenhof. Todos ellos acogieron a Monarquía y diversas instituciones gubernamentales a lo largo de la historia.

Otros puntos de interés en Potsdam son el barrio ruso y la ciudad antigua, por donde también estuvimos paseando. Pero pronto el cansancio hizo estragos y decidimos volver otro día para seguir conociendo esta interesante ciudad, como sus parques patrimonio de la humanidad y otros sitios históricos.

Además del turismo, Berlín es una magnifica ciudad para la vida cultural. La agenda de eventos es asombrosa, y también hay que aprovecharla. El primer acto al que asistimos fue a la ópera, que realmente resulto ser un entretenido musical, en alemán por supuesto, aunque con subtítulos en ingles en las pantallas de los asientos.

Incluso la Universidad organizaba un evento por semana para los estudiantes del curso intensivo de alemán. Las dos primeras me las perdí: cine y una conferencia de cine. La siguiente era imprescindible: Pergamon Museum, dedicado a las culturas del Islam, Roma, Mesopotamia y Gracia, cuya ciudad de Pèrgamo da nombre al museo con el altar de Zeus Impresionante. Tan impresionante que me quedo medio museo por ver. Otro sitio al que habrá que volver. La última invitación fue a una vistosa performance en un teatro céntrico con muy buen ambiente.

También esta la costumbre de ir los domingos al mediodía a Mauerpark. El parque no tiene nada en especial por si mismo, bastante simplón, salvo por el fragmento del antiguo muro que podemos contemplar allí. Pero si vamos un domingo la cosa cambia. Un mercadillo donde podemos encontrar de todo (ví un Tetris de la primera Game Boy que salió a la venta) y sobre todo el karaoke. Ambientazo. Cientos de personas en una pequeña ladera o en la grada, mirando al escenario donde un grupito improvisa un karaoke para animar a la gente. Si el tiempo acompaña, como este fin de semana, es un gustazo estar allí tirado tomando el sol en pantalón corto y escuchando a la gente. Quien me iba a decir que en Berlín echaría de menos mis chanclas…

Y ya casi se me olvidaba, mi propia Universidad es un sitio turístico, uno de los edificios históricos junto a la isla de los museos, donde estudiaron y enseñaron ilustres de todos los campos del conocimiento a lo largo de la historia. Aunque desgraciadamente yo no doy las clases allí, un mes antes de venir a Berlín descubrí que mi Campus esta a 13km de allí, 2 estaciones antes del aeropuerto de Schonefeld, pero bueno…otro lugar mas para conocer.

Ciudadano Berlinés


Quien crea que encontrar piso es la tarea mas pesada por la que hay que pasar, obviando el idioma, esta muy equivocado. Luego viene el papeleo.

Hay que empezar por ir a la oficina del Ayuntamiento en tu zona para registrar tu domicilio en Berlín. En mi caso no fue demasiado complicado, la de mi distrito esta a 3 minutos andando de mi casa, y aunque quien me atendió no hablaba ingles, me dieron una plantilla traduciendo todo el formulario al ingles. Sencillo. Ya soy oficialmente berlinés.

Posteriormente al banco, el elegido fue Berliner Sparkasse. Ya por fin podría hacerme una transferencia desde España y sacar dinero sin comisión, que poco a poco…se acaba pagando un pico. Una semana después ya tenía el dinero, y días más tarde me llegó la tarjeta. Una preocupación menos.

Siguiente paso: la universidad, toca hacer la matricula. Me citan en día y hora concretos en la oficina internacional, con toda la pila de papeles necesarios, el dinero del semesterticket (abono semestral de transporte público) y poco más. Y cuando esta todo correcto…vuelves a la caja a que te den una ayuda de la universidad para estudiantes extranjeros. Para eso me podrían cobrar menos desde el principio y me ahorran un paseo. Estos alemanes están perdiendo el mito de la productividad…

Cuando empiecen las clases ordinarias retomaremos la actividad, la elección de asignaturas promete ser angustiosa. Pero de momento todo acabado, ahora toca acostumbrarse a vivir aquí y no parecer un turista más que se mueve por la ciudad a palos de ciego.

Aparte de la burocracia, hay dos cosas esenciales que aprender para sobrevivir: el transporte público y la comida.

El primero de ellos no me causó mayores problemas, por mucho es sabido que me encantan los Metros y que disfruto aprendiendo el funcionamiento, así que Berlín es el lugar adecuado. Es la primera vez que paso un largo tiempo en una ciudad con este sistema de transporte y hay que aprovechar. Si a esto le añadimos que habitualmente me oriento bastante bien y tengo memoria para recordar como ir a los sitios pues el resultado es que en 3 semanas salía de casa sin ningún mapa, ni de metro ni de la ciudad.

Luego esta la comida. Me encanta comer, obviamente, pero nunca me he dedicado de lleno a la cocina ni hacer compras mas allá de alguna cosa concreta que me hiciera falta para cocinar algo no demasiado elaborado. Sin embargo es algo que pensaba hacer desde que surgió lo de pasar una temporada fuera de casa: cocinar. Y lo cierto es que la cosa marcha bien, un poco de imaginación, un poco de variedad y otro poco de improvisación. Y a comer. Lecker lecker, que dirían por aquí. Pero ya le dedicare mas tiempo a hablar de esto…tal y como hay que hacer con un buen plato de comida.

Buscado un techo para vivir


Como ya he dicho antes, eso de tener piso en Berlín no es nada fácil. Pase hasta por 4 sitios antes de encontrar cama definitivamente. El primero ya lo tenía reservado desde Sevilla, Amstel Hostels, cerca del extremo oeste de Tiergarten. Un buen sitio, aunque le faltaba el desayuno y un poco de fiabilidad en la conexión a internet. Visto en un mapa parece céntrico, pero las primeras veces que vas y vienes….cruzar el parque de punta a punta se hace muy pesado. De hecho, uno de esos días, volviendo de tomar algo con Lucas y Zurdo, daba pereza coger el metro, así que al pasar por la puerta de su albergue (Berlin City Hostel)…me quedé con ellos en su albergue, en pleno centro. Total…íbamos a quedar horas después para hacer algo de turismo y seguir buscando piso.

Aunque lo del piso no tuvo demasiado resultado. Visite a unos italianos que me dijeron que habían elegido a otro y a uno de los seres más extraños en uno de los antros más, dejémoslo en raro, que he conocido en mi vida.

La señora, que bien podría decir sucedáneo de Diogenes, me dirige a la “cocina-salon”, una minihabitación con un sofá, una mesa llena de trastos hasta el techo donde apenas cabría un plato para comer, una mini pila a modo de fregadero, una nevera bastante pequeña y una hornilla que por algún sitio andaría, pero yo no la encontré. Pues la personaja esta, como salida de un comic, me sienta allí, despliega un royo de papel parecido al del papel de aluminio y empieza a hacerme preguntas….

- ¿Cuál es tu color favorito?
- ¿Por qué?
- ¿Qué piensas de ese color?
- ¿Cuál es tu animal favorito?
- ¿Por qué?
- …

Y yo flipando…Se me ocurre responderle que el tigre, lo primero que se me vino a la cabeza, aquello tenia tan poco sentido que no me iba a parar a pensar. Me responde que es un animal fuerte y dominante, al contrario que una chica que vivía en el piso, que somos como el Ying-Yang. El surrealismo va subiendo de nivel, y seguimos: la comida. Resulto ser vegetariana, pero no solo de no comer carne, si no de incluso darle asco, de parecerle estupida la gente que va al McDonals y similares. Eso si, el jamón serrano si que le gusta. Nos ha jodio….

También era taoista, contándome no se que historias de la religión que ya ni recuerdo. Y todo esto mezclando inglés y alemán, contribuyendo a que me volviera más loco todavía, así que ya estaba un poco pasando de la absurda conversación y había veces que divagaba en mi burbuja…pero quedaba lo mejor: entrar en la habitación. ¿Habeis visto Jumanji? Pues creo que allí se filmo alguna escena. En la habitación había una planta cuyas hojas (o copa, no se como llamarlo, era como un arbol) ocupaba medio techo. Y yo juraría que me tropecé con algo que parecían raíces en el suelo. Pero sinceramente, entre la poca luz y el poco interés que tenía en el piso, tampoco me esforcé en averiguar que cojones tenían plantado allí. Y lo mas gracioso, no dejó entrar a Blanca porque decía que iba a influir en el aura. Que en la habitación tenia que entrar yo solo y captar su esencia. En fin, buenas noches.

Esa noche Lucas y Zurdo se volvían a España y, como en mi habitación había una litera que la tenia pagada entera, Blanca se vino a mi albergue, así salía más barato y además no estábamos solo. De su albergue al mío…primera mudanza que nos cargamos.

Dos noches mas allí y se acaba la reserva, toca mudanza. Yo a un nuevo albergue, el Helter Skelter, en el centro, al lado del Sprachenzentrum y donde ya dormían Pablo, Lara y Olga. Blanca….a su nueva casa. Por la tarde firma contrato y…sorpresa. Habitación sin muebles. Como en la habitación de mi nuevo albergue solo estaba con un chino y otras 4 camas libres…pues esa noche la pasó en una de ellas, aunque en plan okupa.




La mañana siguiente otra entrevista, un tío un tanto raro, muy irónico, aunque no me disgustaba. No dio señales de vida. Pero no fue necesario. La siguiente entrevista me cambió la cara, Blanca dixit. Empecemos por los contras: un hombre de unos 40 años un tanto maniático, con instrucciones demasiado concisas tales como que si no me importa cocinar sin ajo porque no le gusta el olor, que no meta las cosas en el lavavajillas hasta que no haya suficientes cosas para ponerlo a lavar…pero era una habitación completísima, al igual que el resto del piso, en una undécima planta, con ventana a la calle, a 5 minutos andando de Alexander Platz y baratísimo para la zona donde estaba. Me dice que me decida cuando quiera y que lo llame…más fácil imposible.


Al llegar al albergue por la noche, decidido a tomar una cerveza con los tres vecinos y Javi, que también andaba de visita, me encuentro con la sorpresa de que me largan de allí por la okupación de la noche anterior. Ni pagando la noche me dejaban quedarme, “las normas del hostal”, decían, y eran las 12 de la noche. Hoy por ti mañana por mi, como Blanca ya tenia algo para dormir, pues esta noche tocaba allí.


Suficientes contratiempos iban ya. A la mañana siguiente confirmo que me quedo con la casa, y por la tarde la mudanza. Casualidades de la vida, era mi 25º cumpleaños. Buen regalo. Por la noche BBQ Erasmus Boat Party, había motivos para celebrar.

Aprendiendo alemán



Empezaron las clases. Tras el examen de nivel me colocan en el A1.2, mismo nivel que no acabe de hacer en Sevilla, así repaso lo que ya tenia visto. Las primeras sensaciones son que no hay demasiada diversidad, de 15 personas 6 somos españoles. El resto: un canadiense, una belga, 3 italianas, una japonesa, una israelí, una noruega y un portugués Aprendimos alemán, pero sinceramente, lo que mas practiqué fue el inglés.

4 horas de clase al día, empezando después de comer. A veces superaburrido, recién comidos…pesa la clase. Aunque a veces algunos llegábamos tarde. Entre papeleos pendientes, algunas compras y cosas por el estilo nos acabábamos retrasando un poco, además hay que añadir los retrasos en el metro y que no calculábamos bien los tiempos. Y los primeros días también teníamos que compaginar con la búsqueda de piso…

Tras el curso, a las 6.30 de la tarde, siempre surge la misma pregunta: “bueno, ¿Qué hacemos?”, con sus diversas variantes en los respectivos idiomas. Siempre solíamos quedar para tomar algo, sobre todo los primeros días cuando muchos no teníamos piso ni nada que hacer. Meterse en un hostal a ver pasar el tiempo es muy aburrido, y así pues nos íbamos conociendo.

El curso avanza, los ratos de cervezas daban resultado y cada vez había mejor ambiente y mejor comunicación. En clase cada vez se hablaba más alemán, pero luego entre nosotros seguíamos usando ingles, la verdad que era mas practico para todos.

Y para finalizar, test de nivel, pastelitos y…viaje “fin de curso”: oktoberfest!!!!

Primeras sensaciones



Aterrizaje en Berlín tras un cómodo viaje, esta claro que los aviones amplios y permisivos con el equipaje hay que pagarlos. Bus al hostal, cercano al aeropuerto, aunque no tanto como pensaba que estaría del centro. Las proporciones de Tiergarten engañan mucho.

Nada que hacer en la habitación…vamos a conocer Berlín, y a Blanca (y a Lucas y a Zurdo), primer contacto aquí. Pequeño paseo por una ciudad verde pero oscura, y algo descuidada. Pero ilusionante. Cena, cervezas, y poco más por hoy, que mañana toca madrugar…examen de nivel de alemán.

Mucha gente en el Audimax, lugar de la prueba, y por supuesto muchos españoles, como siempre. Al momento de llegar alguien se percata de mi camiseta de la Universidad de Sevilla (creo que Lara, Olga o Pablo), hablamos un poco, en voz más alta que la media, por supuesto, y más españoles se acercan al grupillo que se estaba formando, incluso un portugués.

Finalizado el examen, a la espera de la gente del siguiente turno, cerveza en la terraza de la cafetería bajo un sol muy apetecible, hay que aprovecharlo, que durará poco.

Todo un fin de semana por delante, más erasmus se van uniendo, aunque españoles casi todos, quizás 20 personas. Comenzamos en un bar de Preslauer Berg, no era gran cosa. El sábado, tras intento fallido de ver España, empezamos en un italiano y acabamos en Café Zapata, gran discoteca de la casa okupa de Oranienburger Str.
Pero no todo es conocer gente y salir, queda un importante asunto entre manos: la tediosa búsqueda de piso, que inicialmente sigue sin dar demasiados resultados. Además, en los tiempos muertos durante el fin de semana…algo de turismo: Mauer Park, Brandenburger Tor...poco más, ya habrá tiempo de dedicarse a ello más a fondo.

Lucas y Zurdo vuelven a España, Blanca se muda a mi hostal. Lunes: comienzo de clases de alemán.

¿Por qué Erasmus?




Es sencillo. En septiembre de 2008 pensaba que en el curso siguiente acabaría la carrera, pero los exámenes no fueron bien. Había dos opciones: matricularme igualmente de todo lo que me faltaba o bien repartirlo en dos años. Pero claro, para el segundo año sería poca cosa lo que me quedaría…

Solución: ¿Y si me voy de Erasmus?


Era algo que siempre me sonó como algo muy lejano, pero tal como habían transcurrido las cosas…era una oportunidad: ahora o nunca.


Toca elegir destino. Preferiblemente de habla inglesa, pero eran plazas muy demandadas. Otras opciones: Finlandia, Francia, Italia o….Alemania! ¿Y el idioma? Pues tras alguna que otra vuelta a la cabeza lo decidí: estudio alemán y pido Berlín.


Realmente, entre una cosa y otra no pude asistir a un buen numero de clases, hasta que me acabe perdiendo el hilo y debido a unos cambios de fecha de exámenes no pude ni examinarme. Pero lo cierto es que adjudican las plazas de la beca y….Humboldt Univesitat zu Berlin. Comienzan los preparativos.

El primer paso: acuerdo académico, una tediosa búsqueda de información en la web de Humboldt para decidir que asignaturas cursar en Alemania. Asunto nada fácil debido a la poca comunicación por parte de los coordinadores alemanes. Finalmente, con la ayuda de otros dos compañeros que estaban entonces en Berlín…acuerdo firmado.

Ahora toca registrarse en Humboldt, vía web y test de nivel de alemán incluido. Si no me llegan a echar una mano no creo que lo hubiera superado.


Seguimos adelante: convenio económico, sencillo trámite, bastaba con presentar el billete de avión.

La burocracia había terminado, ahora quedaba buscar un techo para vivir, complicado. Las residencias de la universidad me dicen que no son gran cosa y que las que suelen dar a estudiantes Erasmus están en zonas lejanas, así que desisto. Busco otras residencias…y me adjudican una demasiado cara.


La otra opción es buscar piso, pero o bien no obtengo respuestas, me dicen que ya están completos o que quedemos cuando esté en Berlín. Un mes de mi llegada y seguía en la calle, así que opte por reservar una habitación en un hostal durante una semana y buscar piso sobre el terreno.

Finalmente, llega la hora: allá vamos!