La vuelta al cole, perdón, querida universidad de prestigio
Aunque poco tiene que ver con el eslogan de cierta cadena comercial, tras dos semanas de mini vacaciones volvíamos a las clases. Pero a las clases de verdad, nada de cursos de idiomas, a las clases de la Humboldt-Universität zu Berlín. Si, esa donde estudió y enseñó tanta gente importante. Pues allá vamos a ver si nosotros somos algunos de los siguientes…ilusos.
Ahora las clases no las tenía en un sitio tan perfecto y accesible como Dorotheenstraße, junto Unter den Liden, Friedrichstraße o Brandenburger Tor. No, ahora al moderno campus universitario de Adlershof, allá donde no llega la vista, a tres estaciones del aeropuerto de Schönefeld. Además, el S-Bahn (lo que en España es un tren de Cercanías) está de obras y la línea que me llevaría directo desde mi casa ha cambiado el recorrido y toca hacer trasbordo. No pinta bien la cosa.
Sin embargo, no todo fue tan trágico. Antes de empezar las clases Xavi y yo fuimos a una presentación que había en el Institut für Informatik, que, por cierto, comparte edificio con el de Matemáticas, cosas que te depara el destino. No fue
tan difícil llegar, 30-40 minutos, y el sitio era interesante. Un espacio todavía acabándose de urbanizar, con edificios modernos de reciente construcción, y otros todavía en marcha, para uso universitario y de investigación y de desarrollo científico-tecnológico.
Realmente la presentación no era para Erasmus, si no para alumnos de nuevo ingreso, pero nos había atraído eso de que nos daban un desayuno de bienvenida y luego barbacoa en el bar del campus y allí que fuimos. Aun así, un simpático doble de Scooby Doo nos ayudo a crear nuestra cuenta de correo, registrarnos en la plataforma de nuestra titilación y demás burocracia que había que hacer. Si no fuera por él todavía no habría podido enterarme ni de las asignaturas que había. Visitamos tanto el Johann von Neumann-Haus como el Erwin-Schrödinger-Zentrum, donde también estaba la biblioteca. Y para finalizar…pues eso, la barbacoa. Allí estuvimos un rato charlando, o intentándolo, con la gente que a lo mejor nos encontraríamos por clase. Pero lo cierto es que los alemanes son un poco siesos, la cosa no daba para mucho y se fueron yendo. Así que abandonamos el lugar después de unas salchichas.

En la presentación nos dijeron una cosa muy graciosa. La plataforma para inscribirse en las asignaturas estaría disponible a partir de las 5AM de un miércoles. ¿Pero en Alemania no duermen? Pues como era entre semana y no era día de salir y volver tarde…habría que levantarse a las 5 a darle un par de clics de ratón. O eso es lo que me hubiera gustado a mi, porque nos dimos cuentas que habíamos elegido asignaturas que se pisaban, y a esas horas nos tuvimos que poner a buscar otras. Hora y media un poco surrealista que pasamos, pero ahí que estaban todos los alemanes metidos, porque bien lenta que funcionaba la cosa.
Pues ya solo quedaba ir a clase y ver si nuestra elección fue buena, que todavía había tiempo de rectificar.
Por otro lado estaban las clases de idiomas, que también había que seguir. Alemán para seguir aprendiendo e Ingles para intentar recordarlo, que una cosa es hablarlo y otra muy distinta es hacerlo correctamente. El caso es que ya tenia horario construido y medio cuadrado, solo quedaba empezar la nueva rutina.
Sin embargo, no todo fue tan trágico. Antes de empezar las clases Xavi y yo fuimos a una presentación que había en el Institut für Informatik, que, por cierto, comparte edificio con el de Matemáticas, cosas que te depara el destino. No fue
Realmente la presentación no era para Erasmus, si no para alumnos de nuevo ingreso, pero nos había atraído eso de que nos daban un desayuno de bienvenida y luego barbacoa en el bar del campus y allí que fuimos. Aun así, un simpático doble de Scooby Doo nos ayudo a crear nuestra cuenta de correo, registrarnos en la plataforma de nuestra titilación y demás burocracia que había que hacer. Si no fuera por él todavía no habría podido enterarme ni de las asignaturas que había. Visitamos tanto el Johann von Neumann-Haus como el Erwin-Schrödinger-Zentrum, donde también estaba la biblioteca. Y para finalizar…pues eso, la barbacoa. Allí estuvimos un rato charlando, o intentándolo, con la gente que a lo mejor nos encontraríamos por clase. Pero lo cierto es que los alemanes son un poco siesos, la cosa no daba para mucho y se fueron yendo. Así que abandonamos el lugar después de unas salchichas.
En la presentación nos dijeron una cosa muy graciosa. La plataforma para inscribirse en las asignaturas estaría disponible a partir de las 5AM de un miércoles. ¿Pero en Alemania no duermen? Pues como era entre semana y no era día de salir y volver tarde…habría que levantarse a las 5 a darle un par de clics de ratón. O eso es lo que me hubiera gustado a mi, porque nos dimos cuentas que habíamos elegido asignaturas que se pisaban, y a esas horas nos tuvimos que poner a buscar otras. Hora y media un poco surrealista que pasamos, pero ahí que estaban todos los alemanes metidos, porque bien lenta que funcionaba la cosa.
Pues ya solo quedaba ir a clase y ver si nuestra elección fue buena, que todavía había tiempo de rectificar.
Por otro lado estaban las clases de idiomas, que también había que seguir. Alemán para seguir aprendiendo e Ingles para intentar recordarlo, que una cosa es hablarlo y otra muy distinta es hacerlo correctamente. El caso es que ya tenia horario construido y medio cuadrado, solo quedaba empezar la nueva rutina.
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