Primera visita y vuelta a Sevilla



Durante estos días he tenido mi primera visita, mis padres han venido a pasar el puente en Berlín. El sábado por la noche llegaron, sin demasiado tiempo, buscar algo de cenar y a dormir.


Fueron pocos días, solo dos, pero muy completos, eso si, había que madrugar. Hubo tiempo para todo: pasear por la ciudad a pesar del mal tiempo, visitar museos, tomar unas cervezas, ir de compras…incluso para ir a clase, porque el lunes tenia clase de alemán.


Algo muy típico por estas fechas son los mercados de navidad, sembrados por doquier, en cualquier plaza o acera suficientemente ancha. Hay de todo: tiendas de artículos navideños, cerveza, comidas y, sobre todo, Glühwein, un vino con especias que se sirve caliente, con un aroma que inunda todos los mercados.


Ahora toca hacer la maleta, me vuelvo a Sevilla a hacer mis examenes y de vacaciones de Navidad, pero antes toca deshacer la otra, ya que con mis padres me llegaron reservas de aceite, vinagre de vino de Jerez, café Catunambú, jamón y lomo. De vuelta para Sevilla, además de mi ropa, se va parte de mi colección de botellines de cerveza, colección que por supuesto estoy ampliando en Alemania.


Hora de partir, y toca pensar, ¿un mes en Sevilla o un mes fuera de Berlín? Aquí, durante un mes, dejare 3 meses de gente y experiencias para no olvidar, un sitio al que incluso ya llamo “mi casa”. Pero Sevilla siempre es Sevilla, allí, durante un mes, espera mucha gente con las que reencontrarme, recordar momentos de meses pasados y vivir otros nuevos, y además, ahora que en Berlín comienzan a bajar las temperaturas, el bueno tiempo del sur no vendrá mal para reponer fuerzas.


Como nota negativa, una de las experiencias que repetiré en Sevilla serán los días de biblioteca, puesto que además del examen de mañana, me queda toda una semana de estudio para el otro examen, esperemos que haya suerte.


Allá voy, Sevilla. Bis bald, Berlín.

Hora de estudiar


Para mí, el estar de Erasmus no significa preocuparme solo por lo que hago en Berlín. Como pretendo acabar la carrera en Septiembre pues también tengo asuntos pendientes en Sevilla, como varias asignaturas y el Proyecto Fin de Carrera.

Este pasado Septiembre ya pretendí hacer ASP2, que me dejan hacerlo a distancia. El método es sencillo: mi profesor de Sevilla manda el examen por fax a mi coordinador en Berlín, quien me supervisaría mientras lo hago, a la vez que mis compañeros lo hacen en Sevilla y finalmente devolverlo por fax nuevamente.

El caso es que con las complicaciones de los primeros días en Berlín y el tiempo que buscar piso y preparar la burocracia pues no tuve tiempo de preparármelo y desistí de presentarme.

Ahora, en diciembre tengo el segundo asalto, solo que esta vez los hago en Sevilla. El primero de ellos PL1, que no me daban la posibilidad de hacerlo a distancia. La pega es que el fin de semana de antes mis padres estarán aquí de visita, por lo que iré al examen casi sin estudiar los 4 días previos, así que toca ser previsor. Además de PL1 también haré ASP2, que es la semana siguiente y aprovecho que estaré alli.

Normalmente me dedicaba a estudiar en casa, pero como me suele pasar, no me resulta demasiado productivo. Suerte que descubrí el Grimm-Zentrum, la nueva biblioteca de la Humboldt, en pleno centro, a 3 estaciones de mi casa, las condiciones perfectas para tratar de hacer algo útil.

Allí he pasado la mayoría de mis ratos de estudio últimamente, además no estaba solo, por ahí suelen estar la gente de medicina y de económicas, que se ve que también andan atareados. Mucho más entretenido para pasar la tarde, sobre todo a la hora de hacer descansos.

La biblioteca en si es cómoda, con amplios espacios de estudio, con salas tanto de lectura como de informática. Hay quien se queja del espacio “desperdiciado” en el edificio, pues las salas de las plantas superiores están dispuestas a modo de escalera que miran hacia la sala central de la planta baja. Cuestión de gustos, pero la funcionalidad no tiene porque estar reñida con el diseño.

Lo que no soporto de las bibliotecas alemanas es la política de entrar “con las manos vacías”. El primer paso al llegar no es buscar un puesto libre, si no buscar una taquilla libre, pues es obligatorio dejar allí la ropa de abrigo, maleta, o cualquier cosa que no sea estrictamente el material de estudios. Y de comida o bebida más de lo mismo, únicamente permiten la entrada de agua. Cosas de estos cuadriculados germanos.

Schönes-Wochenende-Ticket



Literalmente significa buen fin de semana, aunque ahora las condiciones han cambiado y solo es aplicable a un día. Se trata de un billete de tren que la Deutsche Bahn, la empresa alemana de ferrocarriles, oferta para viajar en grupo los fines de semana.


Como ya he dicho, la validez del billete ha cambiado. Antes servia para sábados y domingos, ahora solo para un día. En cualquier caso el precio es mas que asequible: 37€ para 5 personas, y da derecho a viajar en cualquier tren regional, por un numero ilimitado de veces.


Viajar en trenes regionales no es la panacea, debido a su velocidad y la limitación de destinos, ya que, como su propio nombre indica, solo abarcan trayectos de corta o media distancia, sin embargo, pero gracias a la libertad de hacer trasbordos es una muy buena opción para viajes de ida y vuelta en el día a ciudad relativamente cercanas.


Con ese objetivo plateamos semanas atrás nuestra pequeña escapada a Leipzig, sin embargo algunos cometimos el error de salir la noche anterior habiendo quedado por la mañana temprano. Algunos de nosotros rehicimos los planes para irnos en coche con otro amigo y quedarnos a pasar una noche allí, pero hubo un malentendido con el del coche y a la hora que habíamos quedado ya era tarde para irnos en tren y volver en el día. El tiempo aprovechable en Leipzig no merecía la pena.


El segundo intento fue ir a Dresden. Aprendiendo de los errores, la noche anterior simplemente tuvimos cenita y a acostarse temprano, que el tren salía a eso de las 8 de la mañana. A media mañana estábamos en Dresden.

Guía turística en mano, nos recorrimos la ciudad hasta la tarde, que volvimos en el tren de las 7. Tuvimos tiempo para pasear tanto por la ciudad vieja como por la “moderna”. Además, por las cercanías de la Navidad. pudimos disfrutar, al igual que en Berlín, de un gran ambiente de calle en torno a los muchos mercados navideños. Y es que en Alemania surgen estos mercados al mínimo espacio libre que haya: plazas, parques, acerados anchos…