Wir sind Europemeister, wir sind Weltmeister, wir trinken Jägermeister


Vivir un mundial de futbol es algo que alegra a cualquiera, sobre todo este año que España es actual campeona de Europa. Pero si a eso se le añade el hecho de estar en otro país la emoción está más que asegurada. Y es que la diferencia es notable. Ya había estado viendo los dos primeros partidos en Sevilla, que el ambiente tampoco estaba nada mal, sobre todo por el hecho de volver a tomar unas cervezas en El Patio. De allí, además de un buen rato, también me lleve un gorro de España de Ale, que celebraría conmigo el mundial en Berlín.

En Alemania las sensaciones cambian, no es simplemente ver un partido de futbol de tu selección nacional, es también defender a tu país. Así lo hicimos en todos los partidos, empezando por Chile, que decidiría la clasificación para octavos de final. Estuvimos en el Kulturbrauerei, concentración de españoles, unos cien posiblemente. Tras clasificación se desató la euforia, pero también la mirada a la historia ¿Conseguiremos pasar de cuartos de final?

La siguiente ronda tocó con Portugal, enfrentamiento directo con nuestros vecinos y amigos portugueses, que no quisieron ver el partido juntos. Nosotros estuvimos en la Fan Mille, in Strasse der 17 Juli. Un recinto espectacular, lleno de pantallas gigantes a lo largo de la avenida que cruza todo el Tiergarten. No hubo tanto ambiente como el anterior eliminatoria, ya que era un lugar mucho más amplio, pero el calor español se hacía notar igualmente, hasta que explotó con el pitido final: nuevamente llegábamos a nuestra tradicional cita con los cuartos. Esta vez contra Paraguay.

Para esta ocasión nos trasladamos al Bar 24. El calor asfixiante, de unos 38º, pedía a gritos un baño en la pequeña piscina del bar, un lugar ideal para la previa del partido, donde había instalada una grada desmontable que apuntaba a la gran pantalla, a modo de cine. Naturalmente, la sección española la más animada. Previamente ya se había clasificado Alemania, que sería nuestro hipotético siguiente rival, por lo que los alemanes empezaron a tomarnos un poco de respeto e incluso apoyaban a Paraguay. Su gozo en un pozo. Final del partido: rompemos la historia, conseguimos un pase a semifinales y contra Alemania, y viviré el partido en la capital germana. Sin palabras.

Para esta ocasión había que prepararlo todo cuidadosamente. Estábamos en terreno hostil, así que debíamos hacernos fuertes. Ya desde días antes intentamos movilizarnos. Habíamos quedado para hacer la previa del partido en la East Side Gallery. El fragmento de muro sería un buen testigo para nuestro inicio. Finalmente nos juntamos pocos, pero quien no se ausentó fue la Deutsche Welle, una cadena de radiotelevisión que nos hizo un pequeño reportaje, ni mi megáfono, especialmente comprado para la ocasión. Desde allí, ya con más gente, nos dirigimos a Warschauerstr, aunque allí finalmente tuvimos que separarnos, pues había ya mucha gente. Algunos estuvimos en Suicide Circus, junto con más españoles que nos habíamos ido encontrando por la calle y se unían a nuestros canticos sin pausa. Megáfono, vuvucela, gargantas...cada cual aportaba su granito de arena para que a aquella explosión de colores tuviera su correspondiente animación.

Fue un partido muy tenso, muy nervioso, pero teníamos más confianza que los alemanes, que poco a poco se iban apagando. Un español nunca se rinde, hasta el final empujando, perdiendo la voz, hasta aquel minuto final en el que pudimos decir sin miedo “wir haben gewinen noch einmal”. Y por primera vez en la historia España jugaría una final del campeonato del mundo de futbol.

Para este definitivo partido repetimos escenario, el calor volvía a apretar y la piscina del Bar24 era lo más adecuado para desquitarse. O no. Casualmente, ese día la piscina la cerraba a las 18.30, pero en cuanto entramos el primer grupo de españoles, en torno a las 18.00, decidieron cerrarla de inmediato. Tampoco me dejaron entrar con mi megáfono, que se quedo en la puerta, mientras dejaban pasar a holandeses con vuvucelas. Menudos resentidos son los alemanes.

Me negué a consumir nada allí, así que salimos al Rewe de Ostbahnhof a comprar unas cervezas y tomárnosla fuera, seguido de un remojón en la manguera de autolavado de una gasolinera. Si el partido de semifinales fue tenso y nervioso este lo fue más si cabe. Animábamos como siempre, pero en nuestras caras se notaba esa extraña sensación y ansias por salir victoriosos de nuestra cita con la historia.

En el descanso ya no aguataba más con al vuvucela holandesa en mi oreja, por lo que decidí salir a rescatar mi megáfono. Me acompaño Luis, como si de una cruzada se tratara. Tras dar una vuelta a la manzana jugando al despiste, lancé mi juguetito por encima de la valla del bar, hasta caer a la arena del campo de vóley playa. Jugada perfecta para comenzar una segunda parte de infarto, hasta llegar a la prórroga.

Unos segundos de silencio al pitar el final, pero inmediatamente reaccionamos, habíamos llegado hasta ahí, no podíamos apagarnos ahora. Nuevamente nos levantamos entre cánticos de todo tipo ya sin pausa hasta que Iniesta hizo desatar la locura en la grada. Ahora sí, estábamos cada vez mas cerca, hasta que finalmente el ansiado pitido hizo mezclar lágrimas, emoción, ilusión, recuerdos...un todo difícil de explicar, pero con un escueto resumen: somos campeones del mundo.

Al grito de “campeones, campeones!”, megáfono en alto para que los porteros que anteriormente me lo habían negado lo vieran bien, salimos del bar buscando un plan nocturno. En primer lugar nos dirigimos a Alexanderplatz, comenzando la celebración bailando y cantando en el Sbahn, hasta tal punto que la gente se cambiaba de vagón, nos huían. Éramos treinta o cuarenta los que llenábamos la fuente, mientras que Luis subió a todo lo alto para coronar a Neptuno con la bandera de los campeones. Empezábamos ya la retirada hacia otro lugar, pero manadas de españoles comenzaron a llegar espontáneamente, llenando por completo la fuente y alrededores. Calculo que al menos seríamos unos trescientos, hasta que finalmente la policía llegó a disolvernos.

Volvimos al Sbahn, nuevamente bailando de punta a punta, hasta llegar a Warschauerstr para darnos cita con más españoles. Allí estaban de fiesta también, junto a una pequeña orquesta que se había unido improvisadamente a la celebración y que nos estuvo animando durante toda la noche hasta que poco a fuimos cayendo.

Un final apoteósico para unas semanas increíbles.

Y todavía quedaba algo más. Jordi y Vicente habían preparado con canticos y guitarra la canción de “Viva España”, con letra en alemán, para acabar de dar el espectáculo en la última clase de alemán, idea que gustó mucho a alumnos y profesores.

Y caer mil veces mas, y levantarse de nuevo


Poco a poco los problemas han ido solucionándose y todo vuelve a la normalidad, al menos en parte. Lo primero fue el portátil. El mio no pude arreglarlo, pero gracias a Ana le encontré solución. Como ella se vuelve a Sevilla esta semana, me ha dejado aquí el suyo, ya que allí no lo va a necesitar. En un miniportátil, pero suficiente para sobrevivir el tiempo que me queda aquí, y como tampoco necesitare usar ninguna aplicación especialmente potente pues me hará un buen apaño.

Una de las cosas que me iba a solucionar el portátil era la búsqueda de piso, pero realmente le he puesto poco empeño a ese tema. Me había preocupado más de buscar mil posibles soluciones para quedarme viviendo donde estaba, pero siempre había un pero por parte de mis compañeras de piso. Por si acaso, ya tenía un plan B: como Marcos estaba viviendo con Laura podía alquilarle la habitación de la residencia que tenía hasta final de mes.

No es la mejor opción, puesto que notaré el cambio de no vivir en el centro, pero tampoco esta excesivamente lejos. En cuanto al piso, comparto con un camerunés que suele pasar poco tiempo en casa y con un ruso que realmente ya no vive aquí. Por mi parte, yo tampoco voy a pasar demasiado tiempo en casa, ya que tengo que seguir estudiando y normalmente saldré de casa por la mañana para ir a clase o directamente para pasar el día en la biblioteca y volver a casa por la noche.

Mas lejos quedan los pocos días de Agosto que todavía me quedarán en Berlín, puesto que ya me he comprado el billete de vuelta a España. Me había marcado el día 10 como fecha tope para volver, puesto que el 14 debo estar en Sanlucar para una boda de plata y una boda de oro. Finalmente volveré exactamente el día 10, que era de las mejores opciones que tenía para bajar, económicamente hablando. Eso si, vuelo a Málaga, pero como mis padres están de vacaciones podrán ir a recogerme sin problema.

Sobre exámenes, sigo a la espera de las demás evaluaciones. De momento ya hemos entregado el proyecto de Tecnische Informatik 2, y que quizás tengamos que exponer la semana que viene. Seguiremos pues estudiando.

Novedades en Berlín


Mi vuelta a Berlín coincidió con la noche de San Juan. Aunque fuera Berlín, no era una noche cualquiera, ya que los demás españoles se habían encargado de preparar algo especial, sobre todo las gallegas, de modo que nada más aterrizar, me informé de los planes mientras iba a casa a cambiarme para salir.

Al llegar ya me encontré con la primera sorpresa: una chica dormía en el salón y, según me dijo, se quedaba para una semana. Sin mas explicaciones, pues yo también andaba con prisas, me marché, pensando que sería alguna amiga de mis compañeros de piso.

Llegué al parque donde estaba todo el mundo, pasando por la mismísima boca del lobo hasta llegar a lo mas alto de la pequeña colina, donde Luisa recitaba el conjuro para la queimada, pues había pasado la medianoche. También estaba ya preparada la hoguera, alrededor de la cual pasamos la noche hasta el temprano amanecer.

Ya en casa, al día siguiente, Berlín me da la bienvenida, al reencontrarme con mi compañera de piso me sorprende con un supuesto problema con la inmobiliaria por el que tengo que dejar el piso a final de mes. Al parecer el piso es para tres personas y realmente es como si viviéramos cuatro, los tres que están en el contrato principal y yo, ya que Mónica vive realmente en casa del novio.

Tenía entonces solo una semana para buscar piso, en medio de un periodo complicado por exámenes y trabajos. Además no era el único contratiempo. Para colmo se me ha estropeado el portátil, por lo que la búsqueda se hace mas complicada.

El asunto exámenes tampoco pinta mucho mejor. Pretendía haber hecho ASP2 a distancia, pero mis coordinadores de aquí no podían atenderme en la fecha y hora señalados, por lo que tendrá que quedar para septiembre. Además, el intento de registrarme para el examen de Computer Graphics quedó solo en intento, al parecer solo podía haberme registrado hasta quince días antes del examen, cuando mi profesor me había avisado de la fecha precisamente quince días antes, por lo que no había tenido tiempo material para hacerlo dentro de plazo.

Pues estas son las noticias que me encontré al volver a Berlín, veremos como salir adelante.

Un día en Milán


Esta vez, la vuelta a Berlín ha tenido una escala de mayor duración que otras veces. Esta vez viajaba con Ryanair para ahorrar un poco, a cambio de hacer escala en Milán con una escala de 8 horas. Además el aeropuerto está en Bergamo, ciudad que ya conocía de haber hecho otra escala, así que decidí visitar a Juan, que todavía estaba allí. Más barato, pero con mas incertidumbre con el equipaje. En cabina me permiten llevar un solo bulto, cuyas dimensiones si cumplía, de hasta 10kg, pero mi maleta era de 12,5kg. No obstante, en caso de que me la pesaran, llevaba preparado un pantalón corto con cosas en los bolsillos para ponérmelo en caso de emergencia. Con eso conseguía ahorrarme los 2,5kg de sobrepeso

Llegue en torno a las 11 de la mañana, con tiempo de coger el siguiente bus y llegar a la estación central donde Juan o Cristina, su compañera de piso me recogerían, ya que él tenía un examen esa mañana y no sabía si le daría tiempo.

Si le dio tiempo. Al bajar del bus allí estaban los dos para llevarme a su casa a soltar las cosas. Inmediatamente volvimos a salir dirección al centro, andando, paseando por las lujosas tiendas mientras Juan me explicaba el estilo de vida milanes. Todo lujoso, todos super elegantes, guardando siempre las formas...absolutamente nada que ver con Berlín. Con decir que entrar en las tiendas forma parte del atractivo de la ciudad es suficiente. En una de ellas, ya en la plaza del Duomo, nos pusieron el gol de España del día anterior en 3D.

Allí a la salida habíamos quedado con Cris para almorzar y seguir dando una vuelta con ella. Estuvimos por la zona centro, por la galería de Victorio Manuel, la Scala y alguna tienda más. Había una muy peculiar donde todos los trabajadores eran modelos, ellos y ellas, y al entrar te podías hacer una foto con quien estuviera en la puerta. Aunque casi siempre había un chico.

Por la tarde estuvimos en Il Castelo, con muy buen ambiente y un parque magnífico donde nos tiramos un rato hasta que cayó el sol, que ya nos fuimos para casa, algo cansado. Allí, cena de buenísima pizza Italiana, partido de Argentina y mañana será otro día.

Esa mañana, mientras Juan hacía otro examen, yo me fuí al museo Da Vinci, del cual me habían hablado muy bien, y realmente fue muy interesante, aunque había varias salas cerradas que le restaban bastante contenido. Luego, ya a mediodía, fui nuevamente al centro, a la aventura, callejeando por donde me iba pareciendo interesante, siempre en dirección al Duomo, ya que todavía tenía pendiente subir a las cubiertas de la catedral. Espectacular, tanto la catedral en si como las vistas desde allí arriba. Finalmente, antes de volver a casa, otro rato relajado en il Castelo.

Milán se acababa, Berlín se acercaba. Ya había dejado la maleta prácticamente preparada la noche anterior, solo me quedaba ultimar todo un poco, preparar el equipaje de emergencia por si me hacían pesar el equipaje, pero no hubo ningún problema al llegar al aeropuerto. Allí coincidí con Marcos, que también volvía a Berlín después de hacer exámenes. Además conocimos a un chico italiano que estuvo de Erasmus en Santander, que iba a pasar unos días en Berlín y cuya hermana va de Erasmus a Sevilla el año que viene.

Un vuelo entretenido, después de un agradable día en Milán antes de volver al día a día berlinés, exámenes incluidos.

Pequeño paréntesis en Sevilla


Las obligaciones siempre mandan, y en esta ocasión han sido los exámenes los que me han hecho venir a pasar unos días a Sevilla. Realmente, tras 5 meses consecutivos en Berlín, la Ciudad Patria y su gente se echan de menos, así que el viaje fue cuidadosamente preparado para aprovecharlo y saciar muchos de los asuntos pendientes.

Lo primero, nada más llegar, cena familiar con pescaito frito, mucho pescado, del bueno, que en Alemania solo he comido pescado congelado. También gambas, y Cruzcampo, que se note donde estoy. Y de momento poco más, que quedan tres intensos días de estudio.

Como siempre, las horas de biblioteca también sirven para reencontrarse con mucha gente, cada con sus historias y sus exámenes, esta época es lo que tiene...Por mi parte, los exámenes los tuve el lunes y miércoles, de ARC2 y TPBN. El primero pienso que bien, el segundo mal, ahora solo queda esperar esperar resultados.

Empiezan ahora unos días de libertad, pero con muchas cosas que hacer. De momento, nada más salir del último examen, y ver el final de la vergonzosa derrota de España ante Suiza, cervecitas en El Salvador, que estaba apuntado en mi lista de cosas por hacer en Sevilla, reencontrándome con más gente.

Al día siguiente, por la mañana, carretera camino de Torreblascopedro a visitar a los abuelos, visita corta, solo una noche allí y volver a Sevilla, ya que para el fin de semana tenía mas planes. De hecho, fue llegar el viernes al mediodía a Sevilla y después de comer irme a Sanlucar a disfrutar también de la playa con mis amigos.

Por primera vez no ha sido un fin de semana de comer pastas y comidas por el estilo. Comenzamos por cenar doradas a la sal y gambones a plancha, para que Sanlucar haga gala de su pescado. El sábado fue día de playa, en Montijo, con la inesperada llegada de Ale al mediodía. Que gustazo volver a disfrutar de la arena y el agua del mar.

Por la tarde en casa, tras una remota esperanza de acabar victoriosos, estuvimos viendo el intento fallido de que el Betis subiera a primera división. Pero como todo apuntaba, no fue posible, así que para quitarnos las penas nos fuimos a la Barbiana a comer langostinos y tortillitas de camarones, y después fiesta en el chalet de Julia. Una gran noche de las que hacía mucho tiempo que no disfrutaba, y además en España.

El domingo nuevamente a Sevilla. Algunos trabajaban, otros no, pero yo el lunes era mi último día antes de volver a Berlín. El día lo gasté en preparar todas mis cosas, cuidadosamente pesadas, almorzar con la familia, a modo de despedida, y luego ver España con los amigos. Esta vez si ganamos, por lo que tras el partido, y después de despedirme de los abuelos, salimos a tomar algo a celebrarlo.

Acabamos en el bar Berlín, un sitio muy apropiado para un par de cervezas horas antes de volver a la que seguirá siendo mi ciudad por un mes y medio mas: Berlín.

En plena época de estudio


Junio ha llegado, y con ello se acerca el fin de curso. Aquí en Berlín todavía quedan dos meses, pero en Sevilla ya empieza la recta final. Aunque parezca broma, ha sido ahora cuando he conseguido arreglar todos los papeles del Learning Agreement, con algunos cambios que conllevan también cambios en la matricula de la Universidad de Sevilla.

El problema ha sido que para realizar esos cambios tuve que mandar una instancia al director de la escuela para que me permitiera modificar la matricula fuera de plazo. La respuesta, finalmente fue positiva, pero con mucho retraso, ya que la persona encargada de tramitarla estaba de baja. Por otra parte, mi coordinadora había aceptado los cambios que yo le había propuesto, así que definitivamente he firmado todos los papeles y ya puedo llevarlos a Sevilla cuando vaya a hacer los exámenes.

Toca por tanto pasar días de biblioteca. Berlín también me tiene ocupado, las asignaturas de aquí y sus practicas también empiezan a complicarse, además de un proyecto para una de ellas.

Debido a este proyecto, que hago con Xavi, hemos conocido también a Beni, el tercer compañero de grupo. Es el alemán con el que mas trato estoy teniendo en todo lo que llevamos de curso, aunque ha sido solo en clase y para hacer los trabajos, poco mas, ya que fuera de allí cada cual sigue yendo a lo suyo, sin hacer demasiado grupo. Al menos sirve para practicar idioma, inglés, por que para entendernos en alemán tardaríamos el doble de tiempo.

También en el curso de inglés tenia la opción de trabajar en grupo para una presentación que hay que hacer en clase, de hecho estuve hablando con Natasha y Lena para hacerlo juntos, pero el articulo que habían elegido es sobre la crisis económica y a mi se me va un poco de las manos, por lo que seguramente acabe presentando yo solo algún otro articulo con el que me pueda defender mejor.

Pues este es el discurrir general del segundo semestre, ya esta todo organizado, ahora solo queda seguir adelante y ver resultados, esperemos que positivos. El primer escalón será ASP2, que lo haré aquí en Berlín, a distancia, tal como hice en el primer semestre con ASP1. Acto seguido rumbo a Sevilla, tras 5 meses consecutivos aquí, para hacer ARC2 y TPBN. Una semana complicada se avecina.

Pero antes toco despedir a Martina, que se le acaba la estancia en esta magnifica ciudad. Toda una tarde, hasta la noche, de barbacoa en Treptower Park puso fin a sus meses aquí. Hasta pronto.

Redescubirendo el sol


Además de la noche, ahora también se disfruta mucho del día, del sol, del calor. A todas horas apetece salir, a veces es insoportable quedarse en casa, ya que en mi habitación da el sol desde el mediodía y por la noche todavía se mantiene bien recalentada.

Durante el día suelo estar ausente, en clase, que también hace algo de calor, o en la biblioteca, donde si hay aire acondicionado. Pero hay veces, según que esté estudiando, que me puedo permitir imprimir los apuntes e irme a estudiar a un parque, tomando el sol y disfrutando del buen tiempo, y teniendo en cuenta la facilidad con la que me pongo moreno pues cualquiera diría que vivo en Berlín. El Lustgarden, delante de la catedral, es mi primera opción, cerca de casa y con un entorno magnifico.

Estos días han abierto también el parque de Tempelhof, el antiguo aeropuerto de la Berlín occidental, que permaneció en servicio hasta hace dos años, pero fue cerrado por su proximidad a las viviendas, que realmente es excesiva, está situado literalmente en medio de la ciudad. A la reapertura no le han puesto demasiada imaginación. A la terminal si, reconvertida en edificio de congresos, pero las pistas las han abierto tal cual estaban, con sus calles de rodadura, parte de su señalizan, su ferrocarril interno...pero ni un solo árbol. Si quieres tomar el sol está bien, pero en días de excesivo calor llega a ser asfixiante.

Otro descubrimiento, aunque aquí lo de estudiar es mas difícil, ha sido el Arena Badeschift, una piscina en mitad del río, un lugar magnifico. En la orilla está el bar, en una zona de arena de playa, con sus sillas, tumbonas e incluso camas. A continuación, un pantalán de madera, con zonas para tomar el sol en hamacas o tumbonas, te lleva hasta el vaso de la piscina sumergido en el río. Produce una sensación magnifica bañarse en agua limpia en medio del rió, y levantarse sobre el borde y disfrutar de las vistas sobre el Spree. Lástima que lo hayamos descubierto tarde, ya que en invierno se convierte en piscina climatizada, y bañarse ahí con el río congelado tiene que ser algo todavía mayor.

Hasta aquí muy bonito, pero algunos de estos lugares están al lado de casa, otros están cerca en Metro...hasta queme cierran el Metro. La red de metro de Berlín es magnifica en cuanto a extensión, pero en algunos tramos tiene graves defectos, como tramos en superficie cuyos viaductos tienen que ser reforzados, o túneles que tienen que ser reimpermeabilizados. Esta vez me ha tocado a mi. Mi querida U2, esta cortada en dirección Pankov, el transbordo que uso para ir a clase. Seria llevadero si estuviera cortada justo desde mi estación, por lo que podría usar los buses lanzadera que han puesto, pero esta cortada a partir de la siguiente, teniendo que hacer una estación en U-Bahn y luego coger el bus. Demasiada pérdida de tiempo, muy a mi pesar me toca cambiar de combinación.

Ahora toca usar el tranvía, que tarda algo más, pero al menos no tengo que hacer dos transbordo, que perdería más tiempo. Así, ya tengo una escusa para controlar también la red de tranvías y de buses, que hasta ahora, ya que en metro me muevo a donde quiera, habían permanecido en cierto desconocimiento.



Noche berlinesa III. Karneval der Kulturen


El horario en Berlín empieza a cambiar. Aunque sin llegar a ser la Antártida, las horas de sol han aumentado notablemente. Lejos quedaron esos “atardeceres” de las 16.00 o los amaneceres a las 8.00. Ahora tenemos luz hasta las 22.00 tranquilamente, habiendo amanecido sobre las 4.30AM, y todavía queda un mes para el solsticio. Por lo que salir de marcha supone fácilmente volver a casa “por la mañana”.

Ahora están de moda los sitios al aire libre, con terrazas, con tumbonas junto al río. Club der Visionäre es uno de los mas típico, esta indicado para planes tranquilo, tomando una cerveza a la orilla del canal, en Kreuzberg, con música apropiada viendo amanecer.

Si eres tanto animal diurno como nocturno, en Rossis puedes alternar. Puedes elegir entre la sala interior o la terraza, donde a veces abren también otra sala, según la cantidad de gente que haya.

Otra opción es el Yamm, que ademas de pub y zona con tumbonas junto al río, también dispone de zonas deportivas, como skate park o deportes de playa, barbacoa o conciertos. Y en definitiva, cualquier lugar junto al río es adecuado para tumbarse tranquilamente.

La novedad estos días ha sido sin duda el Karneval der Kulturen, un fin de semana de festejos donde las mas diversas culturas del mundo exponen sus comidas típicas, música, bailes y cualquier cosa que pueda ayudar a conocer sus respectivos pueblos. El centro del festival se situaba en un parque junto a la estación de Halleches Tor, en Kreuzberg. En torno a él se habían instalado toda clase de stands, escenarios y espacios acotados para las mas diversas actividades. En el parque, la gente celebrando y disfrutando de una noche con un tiempo envidiable que nos sirvió para, por fin, estrenar nuestra flamante barbacoa, envidia de muchos de los allí presentes.

Para dar por finalizado el carnaval, el domingo recorrió el barrio una inmensa cabalgata que servía de animación para el numeroso público, de todas las edades, que desde las doce de la mañana se apiñaba en torno a todo el itinerario del cortejo. Todo un acontecimiento para este tan deseado fin de semana primaveral.

Noche Berlinesa II y noche Hamburguesa


Con el cambio de tiempo y de horario, ahora que amanece mas temprano, hace calor, y anochece mas tarde, las costumbres nocturnas han cambiado. Ahora, empiezan a popularizarse las terrazas al pie del rio o de algun canal, siempre que la lluvia lo permitan son muy apetecibles.

En mi barrio, por ejemplo, hay muchos pub que, aunque sin rio ni canales, sacan las mesas a la calle y se esta igual de bien. Muchas son las noches que bajo con Marcos y Laura, que viven también por aqui, a tomar una cerveza o un cocktail en alguno de ellos, por Torstrasse o Kastanienalleee, muy baratos y variados.

Aun así, los clasicos sitios que conocemos de todo el año también siguen siendo sitios habituales. Los martes, por ejemplo, hay fiestas en Raw Temple, el local de la antigua Cassiopeia, en la zona de antiguas naves ferroviarias de Warschauerstrasse. Nunca me llamo la atención especialmente.

Los miercoles se puede ir al Mittwoch (miercoles en alemán), una extraña y muy berlinesa “discoteca” pseudoclandestina instalada en los bajos abandonados y medio en obras de un edificio. Solo abre los miercoles, y para entrar te piden una contraseña que envian por e-mail si te apuntas a una lista disponible en el interior del local. Un metodo un poco paradogico que le da un peculiar toque al local, cada vez mas frecuentado por españoles, que ha ha hecho que lo explotaramos mucho estos meses.

El local tipico para los jueves es el Sage Club, pero solo los jueves, los fines de semana se tranforma en un extraño lugar llamado Kit Kat Club donde una vez me denegaron la entrada por no ir con chicas. A saber lo que habría dentro. El sitio también es muy berlines, la puerta se encuentra en el primer vestibulo de la estacion de Henrich-Heine-Strasse. Dentro, aunque es una discoteca mas corriente, tambien hay algun que otro extraño “adorno” en alguna de las salas.

Los fines de semana ya son algo mas abiertos. Puede haber fiesta en casa de alguien, alguna fiesta erasmus o simplemente algun plan improvisado para acabar en los sitios de siempre, aunque todavia me quedan muchos por descubirir: Weekend, Watergate, Panorama...

Entre tanta discoteca berlinesa, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, tomamos como escusa de que el Atletico de Madrid jugara la final de la UEFA y el festivo del día siguiente, para salir una noche en Hamburg. Muchos se fueron en autobus, cosa que odio, pero Belen propuso alquilar un coche y alla fuimos ella, yo, Cate y Blanca.

Llegamos tarde para ver el partido, en un sitio muy cutre, un currywurst junto al estadio, pero realmente me importaba poco.

Al finalizar el encuentro, con victoria española, nos transladamos a la zona de marcha, Reeperbahnstrasse, donde nos encontramos a mas amigos de Berlin. El ambiente era genial, como en la vez anterior que estuve en Hamburg, pero esta vez, repleto de españoles, la animación llegaba mas lejos todavia.

Alli estuvimos casi hasta por la mañana en varias discotecas hasta que el cansancio nos pudo. Algunos fuimos dormir un poco antes de tomar el camino de vuelta hacia Berlin para acabar de descansar en condiciones, otros directamente tomaron el bus, o incluso el caballo, porque hubo quien acabó la noche con una silla de montar...

Vuelve el Invierno



Habiendo salido el sol de nuevo, tras el duro invierno, ya creíamos que el mal tiempo se había acabado, pero ni mucho menos. A la vuelta de Holanda parece que nos hubiéramos traído el mal tiempo con nosotros, una semana aquí ya ha bastado para darnos cuenta, y lo peor es que la cosa no tiene pinta de mejorar. Queda el consuelo de que la temperatura sigue siendo aceptable, pero la lluvia no perdona, normalmente esta siempre nublado y el sol solo sale de forma aislada por unas horas, tener todo un día soleado parece casi una utopía. Habrá que conformarse y seguir la vida como si nada, al fin y al cabo, después de lo que hemos pasado esto ya nos parece poca cosa. De hecho, una de las primeras medidas que hemos tomado de cara al invierno ha sido comprar una barbacoa, esta claro que nosotros no podíamos ser menos que los alemanes.

A la vuelta de Ámsterdam nos hemos encontrado con algunas ausencias. Saana, ya nos dejó, después de su fiesta de despedida y de habernos enseñado uno de los sitios más extraños de Berlín: Teufelberg, una antigua base espía de la guerra fría, abandonada y vandalizada en medio de un bosque, estaba claro que solo ella podía conocer sitios así.

También se va Jimena, aunque en este caso es solo un hasta luego, viaje de ida para entregar el proyecto fin de carrera, pero volverá en Junio para trabajar aquí. De hecho no hubo despedida, solo una sesión fotográfica de todos nosotros para incluirnos en su proyecto: escribir un libro sobre como ha visto Berlín en estos meses que ha vivido aquí. Y para compensar, ha llegado Ana, que viene por unos meses a hacer prácticas, disfrutando de los meses de buen tiempo y casualmente a la misma casa donde vivía Lucia.

En resumen, cambios de aire en Berlín, además de los que van y los que vienen, las mudanzas también influye en el grupo de gente, ahora suelo hacer planes con los que vivimos en la U2, ya que tenemos mayor facilidad de desplazamiento, a dos pasos del centro y además solemos coincidir en la biblioteca. Allí en la biblioteca he vuelto a coincidir con las médicas, y médicas nuevas que no conocía antes.

También trato últimamente con los italianos, que ya no son solo Martina y Lucia, que ya estuvimos juntos en clase de Alemán, también mas gente que solo me sonaba de vista. Aunque la mayor novedad de todo ha sido el idioma. Al principio hablábamos en inglés, luego lo normal hubiera sido alemán, pero resulta que habíamos pasado a comunicarnos en italiano y español, ya que es fácil entendernos, y Caterina necesita aprender para ir el año que viene de prácticas a España, y ya, de camino, todos aprendemos un poco.

De hecho todo el mundo esta aprendiendo español aquí, somos unos imperialistas. Entre los portugueses, algunos sabían algo de español, otros nada, y Gonzalo habla español sudamericano, pero ahora todos se comunican en español con facilidad, incluso italianos y portugueses.

Fiesta de la reina de Holanda


Tras meses pensándolo, después de varios intentos fallidos, el viaje a Holanda logró salir adelante. Casi todos ya lo habíamos dado por fracasado, pero Luis, en un arrebato de patriotismo, volvió a sacar el tema. Y en esta ocasión, ya que no fui a la Feria de Sevilla, le seguí la corriente hasta que finalmente conseguimos sacarlo por un precio bastante aceptable. Al final fuimos nueve. Además de Luis y yo, Elena, Jessica, Javi, Marcos, Laura, Juan y Pablo fueron los otros pasajeros.

Antes de partir, una nueva despedida, Saana terminaba su estancia en Berlín. Aunque ya hizo su fiesta de despedida el fin de semana anterior, todavía le habían quedado algunos días más, con tiempo de llevarnos, por ejemplo, a Teufelberg, un extraño sitio que sin ella no hubiéramos sabido ni siquiera de su existencia. Se trataba de una antigua base espía, perdida en medio del bosque, de épocas posteriores a la Segunda Guerra Mundial, ahora ya abandonada y pasto de vandalismo, algunos ocupas y de algunos curiosos turistas curiosos que tienen la suerte de llegar allí.

Nuestro viaje a tierras Neederlandesas comenzó el día antes de partir, ya que dada la diferencias de precio con Berlín decidimos comprar comida y bebida aquí. Comenzaba así, habiendo cruzado Alemania de norte a sur cuando estuvimos en Manchen, nuestra cruzada de Oeste a Este. Unas 7 horas duró el viaje hasta Utrecht, donde montamos nuestra base de operaciones, ya que nos quedábamos a dormir en casa de Mirthe, que gustosamente nos había ofrecido su habitación para dormir 6 personas, aunque finalmente acabamos tupiendo todos.

A nuestra llegada, con breve parada en un parque para comer algo, fuimos en busca de Mirthe, que andaba preparando una barbacoa con los amigos en el jardín de su casa para antes de salir, pero los planes nocturnos quedaron un poco apagados. Lo que empezó siendo un pequeño chaparrón acabó pareciéndose al diluvio universal, y los holandeses tan tranquilos con sus bicis, por cierto, así que no nos quedó mas remedio que tomar una cerveza, al aire libre, por cierto, y de nuevo de vuelta a casa. De todas formas, tras el largo viaje, tampoco es que fuéramos el alma de la fiesta.

Por la mañana tocaba conocer Ámsterdam, o al menos ir hacia allí para comenzar a vivir el día grande de la fiesta. Llegamos algo pronto, por lo que tuvimos tiempo de dar una pequeña vuelta por la zona, pero pronto todo empezó a llenarse de los más diversos personajes, todos con el color naranja como identificativo común, bebiendo y bailando por todos lados. Y nosotros no podíamos ser menos, claro. Pronto nos metimos en el ambiente como uno más, mi improvisado disfraz, tras charlar un rato con unas simpáticas holandesas, lo dice todo, inmerso en la gran marea naranja que inundaba la ciudad, sin cesar un ambiente que incluso aumentaba con las horas. Pero nos llego el cansancio, y con él la hora de volver a Utrecht para volver a Amsterdam el día siguiente, pero esta vez de Turismo.

Pero antes de volver a la capital estuvimos dando una vuelta por el centro de Utrecht, para posteriormente coger ya la furgoneta dirección Ámsterdam, ya que la última noche la pasaríamos allí en casa de un amigo de Juan. Llegamos en torno al mediodía, y después de comer hicimos el intento, fallido, de visitar la fábrica de Heineken, pero estaba cerrada cuando llegamos, así que decidimos integrarnos por la zona de los canales en dirección al centro, para acabar en torno a la estación de tren, en la zona de “costa”, por llamarla de alguna manera, junto al barrio rojo, que fue nuestra próxima parada.

Por allí cenamos y tomamos algo esperando a Mirthe, que después nos llevó de discoteca, donde acabamos la noche y finalmente nos despedimos de ella. Tocaba descansar, o al menos intentarlo. Al día siguiente todavía teníamos unas horas para hacer turismo, intentamos hacer el free tour, pero la lluvia lo impidió, por lo que decidimos el recorrido por nuestra cuenta para agotar el tiempo que teníamos hasta quedar con el resto de la gente y emprender el camino de vuelta a casa, 7 horas de camino sin parar de llover, y nosotros pensando que en Berlín seguía el buen tiempo…

Fiestas de Primavera a 3000km de distancia






Vivir en Berlín no significa estar aislado del mundo. Realmente, al principio si que estaba un poco perdido. Apenas leía titulares de noticias en las pantallas del Metro y poco más. Luego volví a la costumbre de leer la prensa española, o más bien la edición local de Sevilla de los periódicos que la tienen. Con esto, acompañado de Sevilla21, conseguí mantenerme al día sobre mi ciudad. Incluso posteriormente descubrí un periódico on-line en inglés, con edición local también, que me permitió informarme sobre la actualidad berlinesa. Pero por mucha información que tuviera, por muy cerca que me sintiera algunas veces, había algo que no sería lo mismo jamás, sobre todo por estas fechas.

Y es que llegaba el mes grande de Sevilla. Hace ya un par de semanas comenzó con la Semana Santa, propia de Sevilla como ninguna, y son muchas cosas las que se extrañan. Atrás quedaron los años de salir de nazareno, ahora echaba de menos otra forma de vivirla, trabajando. Este año no cargo con la cámara y el trípode durante todo el día, este año no vuelvo a casa tarde, tras una larga jornada de trabajo luchando con la gente en la calle, este año no tendré mi habitación como si fuera un estudio de grabación. En definitiva, si quiero acercarme un poco más a la Semana Santa, este año me toca ver las retrasmisiones de GiraldaTV vía web, que, dada la excelente cobertura que han dado, tampoco es mala opción.

Y dos semanas después, la melancolía vuelve a aparecer. En principio era la fecha que tenía prevista para volver, pero decidí quedarme en Berlín. Realmente tuve un par de días de debilidad en los que estuve a punto de comprar unos billetes de última hora a precio razonable. Aunque al segundo intento, debido a los problemas aéreos por el volcán islandés, subieron mucho de precio, y aun así, los vuelos seguían cancelados. Menos mal que no lo llegué a comprar.

No obstante, habiéndolo previsto con tiempo, la celebración era obligatoria. Y es que cuando mis hermanos vinieron en febrero ya les había encargado una botella de Manzanilla de Sanlucar, por lo que pudiera pasar. El primer intento, para el alumbrado, fue con más sevillanos, con Lucia y sus amigos, que seguían por aquí pero de vacaciones, ya que habían acabado sus prácticas pero el volcán islandés les impidió volver en fecha.

La idea no cuajó, por lo que el gran encendido de la portada de 2010 lo presencié en solitario, de nuevo por GiraldaTV, como no podía ser de otra forma. Realmente no fue tan solitario, en el chat de la web saludaban más sevillanos por el mundo. De sitios cercanos: Almería, Granada, Valencia, Barcelona, La Coruña. Y no tan cercanos: París, Liverpool, Londres, Utrecht…Berlín. Y una copita de Manzanilla para sumarse a la fiesta.

Para el fin de semana, con el buen tiempo, quedo el resto de la botella. En un parque estuvimos unos cuantos españoles, que aunque no hubieran estado ya la conocían, y Saana, que no se hacía una idea de lo que le estaba explicando. Pero todos coincidieron en que el rebujito fue un gran acierto, en especial la rubia finlandesa, gran aficionada al vino. Todos invitados para el año que viene.

Berlín resucita


Que las últimas semanas ha subido la temperatura es evidente, que la vida en la calle ha ido in crescendo desde entonces también. Pero lo de las dos últimas semanas, en especial este último fin de semana, no nos lo esperábamos. Cualquiera diría que estamos en verano. Los parques repletos, gente haciendo deporte, tomando el sol... ¡incluso Mauerpark ha vuelto!

La noche también ha cambiado. Atrás quedaron esos sábados de invierno cuando te levantabas al mediodía y, si tenías suerte, veías el sol. Ahora sucede lo contrario, sales de una noche y como te entretengas te amanece seguro. Ya nos había pasado un par de veces y este fin de semana acabamos cayendo. Al salir a las 6 de una discoteca, lo que mas apetecía era acabar de pasar “la noche” en un parque, quedarse a tomar el sol, y vaya si lo tomamos, cuando levantamos el campamento para ir a Mauerpark ya empezábamos a parecer salmonetes, sobre todo yo, que se me pega pronto el sol.

Entonces es cuando uno recuerda el clima que hasta ahora se había hechado en falta, pero al menos ya tengo billete de vuelta. Pensaba haber ido esta semana a Sevilla, a la feria, pero finalmente no me venia bien de fechas, y decidí ir en junio, y así puedo hacer también algún examen. Realmente, menos mal que decidí no ir ahora. Hubiera sido jugármela, ya que un impronunciable volcán islandés ha decidido sacar sus cenizas a pasear por toda Europa, cerrando todos los aeropuertos del área central, Alemania incluida, por supuesto. Hasta tal punto llegan las cancelaciones que el transporte por tierra también se ha complicado, coches de alquiler no disponibles o trenes completos son hechos que empiezan a comentarse por aquí.

Se habla de que la última vez que ese volcán se puso en erupción estuvo un año echando lava. Obviamente eso es totalmente insostenible para el mundo actual, donde el tráfico aéreo lo mueve todo y se necesita una solución urgente, pero el pánico ronda las cabezas de todos. Incluso yo, que estos días compre mi billete para volver a Sevilla en Junio, me dio por buscar la duración del trayecto en tren: 29 horas, y en trenes de alta velocidad, el precio prefiero ni saberlo, así que ya puede ir apagándose el dichoso volcán…